Segunda semana que me pasa. Segundo domingo que me pasa. Días lectivos de calor sofocante, de aulas medio vacías y aulas llenas a rebosar (un colegio sin niños es como un cementerio sin muertos), pasando calor entre exámenes repetidos, deuvedés en versión original, adolescentes en flor y horas tontas donde uno no sabe dónde meterse. Esperando que llegue el fin de semana para, por lo menos, refrescarse en la playa e iniciar la temporada de verano.
Y hoy, otra vez, llueve.
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