La nueva temporada (o "serie" como dicen los británicos) de Doctor Who, la octava desde el reinicio o Nu-Whu, se salda con más luces que sombras. Muchas más luces que sombras. Parece que el equipo directivo (el showrunner y quienes sin duda le acompañan) ha aprendido parte de la lección, comprende que hay que tirar por la borda ciertos supuestos que amenazaban con convertir la longeva cabecera en una serie para féminas adolescentes y se confía a episodios que están mejor hilvanados que los de las tediosas últimas temporadas.
Sigue habiendo sus peros, naturalmente. Pero Moffat ha dejado en segundo plano el hilo argumental de Missy, aparcándolo hasta la escena pre-créditos en ocasiones y sin que tuviera nada que ver con la historia de cada semana, y ha sabido colaborar al menos en un par de episodios, que ha firmado en comandita (quizá como hacía Russell T. Davies, reescribiendo escenas o afinando diálogos). El principal handicap sigue siendo ese equilibrio cada vez más altamente inestable entre el fairy y la ciencia ficción. Por más que aparente ser una serie de miedo (miedo infantil pero cada vez mejor hecho técnicamente, hasta el punto de sorprender al espectador adulto) tras tantos episodios y tantas temporadas, clásicas y nuevas, se sabe que habrá una explicación extraterrestre detrás. Cuánto más sencillo sería abrazar la fantasía como tal y evitar explicaciones que no convencen a nadie (la luna como huevo, el ejemplo más clamoroso) y jugar, esta vez sí, con la sorpresa continuada.
Los once episodios de la temporada han sido, en general, buenos. Falló un tanto el primero, alargado y heredero todavía de los tics de la época anterior, pero nos han mostrado al menos tres o cuatro episodios enormemente divertidos y hasta originales: Robot of Sherwood (por lo desvergonzado de la propuesta), Listen (otro episodio sobre percepciones), Murder on the Orient Express y Flatine... curiosamente los dos escritos por un newcomer. Más fallidos ha sido Time Heist, a pesar de lo prometedor de la propuesta, y The Caretaker, porque no llega a nada. El más flojito de todos es sin duda Kill the Moon. Suena a ya visto Into the Dalek y In the Forest of the Night queda un tanto desangelado a pesar de la excelente utilización de los temas de los cuentos de hadas.
Lo mejor, sin duda, Peter Capaldi. Y Jenna-Louise Coleman. El primero demuestra que es un gran histrión que puede llegar a desbancar, si continúa en la serie el tiempo necesario, a los otros dos Doctores más queridos (4 y 10, por si ustedes lo dudan). Capaldi es un whovian de pedigrí y es capaz de interpretar a su Doctor y hacernos ver las encarnaciones anteriores al mismo tiempo: sus manierismos, las ondulaciones de su voz, su lenguaje corporal (como ejemplifica el primer abrazo y el abrazo final). Capaldi interpreta a un Doctor gruñón, en búsqueda de sí mismo, inquieto y a la vez antipático: lo más opuesto del mundo a Tennant y Smith. Pero Tennant y Smith están ahí dentro, como están los otros actores que estuvieron antes.
Clara tiene, por fin, grandes momentos de lucimiento. Su química (o su antiquímica) con el Doctor nos la convierten en una companion molesta y al mismo tiempo apetecible. El juego de dependencias, las mentiras, la necesidad de ser una-en-el-Doctor nos la convierten en una maestrita caprichosa y a la vez en una companion que poco a poco va asumiendo el peso de lo que hace. No ha tenido mucha suerte Dany Pink en su entrada en el whoverso, ni en su salida.
Y está Missy. Una histriónica y despendolada Michelle Gomez interpreta a una Scary Poppins cuyo misterio se suponía casi desde el principio y que quizá merecería haber tenido más tiempo en escena para que su aparición y sus planes quedaran redondos. No me extrañaría que volviéramos a verla en futuras series, aunque también sería de agradecer que se buscaran enemigos y extraterrestres nuevos.
Ha sido una temporada de personajes, de indagar en las motivaciones y personalidades tanto del Doctor como de Clara. Habrá que ver el especial de Navidad (un nuevo fairy navideño que ya no tienen la mala leche de antaño) para ver si la despedida entre este Doctor y esta companion es definitiva. Su relación se basa ahora en la mentira: el destino de Pink y lo sucedido (¿qué?) en Gallifrey.
Pese a lo que diga Moffat sobre la función de las companions, para el futuro, me gustaría ver cómo se desenvuelve CapalDoc a solas.
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