En la misma calle donde vive Torre, anoche, a eso de las diez y pico, cuatro o cinco gatos de tamaños diversos y ojos brillantes. Dos de ellos son rubios, como panteras cruzadas con leones. Se mueven con cautela, despacio, explorando una calle que quizá les extraña que esté vacía.
Nosotros seguimos mirando, comentando lo bonito del color de esos dos gatos rubios que, de pronto, salen a la acera de la avenida y se quedan, los dos, con la pata a medio movimiento, las orejas muy tiesas, oteando el territorio: un gato nunca es más gato que cuando actúa para sí mismo.
Uno de los dos, el más grande, se acerca sigiloso hasta el borde mismo de la acera. El otro, más pequeño y nervioso, se encarama al tronco de un árbol y se queda allí, sin saber seguir trepando ni bajarse. El gato primero, el vigía, da otro par de pasos cautos, vuelve a levantar la pata a medias. Mira hacia la avenida, donde pasan veloces los pocos coches veloces que quedan a estas horas. No maúlla, pero tiene un propósito. Quiere cruzar la calle.
Y entonces vemos, en el otro carril, la mancha negra y blanca y roja de otro gato atropellado. Y comprendemos el estupor del gato rubio grande, y el nerviosismo del gato rubio más pequeño que resbala despacio del tronco del árbol, y quién sabe qué otra perplejidad en los otros tres o cuatro gatos que no han sabido salir de la calle y asomarse a la avenida.
Me sorprende este encuentro de los gatos con la realidad de la muerte, la ignorancia del peligro, su sorpresa ante el destino de su compañero.
Los espanto, obligándolos a volver a la calle. El gato rubio pequeño desaparece en seguida. El otro gato más grande tarda un poco más y se escuda pronto entre los huecos de una pared en obras.
Quién pudiera entender qué irán a decirse en su lenguaje de maullidos, qué maldiciones o qué dudas habrán plagado sus sueños esta noche, qué recuerdo habrá quedado de esa mancha en en asfalto que ya no estará al amanecer. He visto el desconcierto en los pasos de unos gatos. Quién sabe cuánto tiempo les durará el dolor en la memoria.
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Categorías: Visiones al paso