En ocasiones he impartido cursos de cine y narrativa fílmica a profesores, en los antiguos CAPS (luego CTIFs, y luego nada) de la Comunidad de Madrid. Los alumnos: profes de instituto, en rango de edad desde los 30 hasta los 60 años aprox.
Siempre reservo una sesión para "los géneros cinematográficos". Empiezo preguntándoles cuál es el género que más les gusta, y cuál el que menos. Siempre, invariablemente, alguien dice que lo que menos le gusta es el cine "fantasioso", porque lo que quiere es que las películas "hablen de cosas de verdad".
Siempre, invariablemente, es secundado por murmullos de asentimiento por muchos de sus compañeros.
Y es entonces cuando empiezo la clase.
Dos horas después, y tras proyecciones comentadas de secuencias de X-Men (Bobby habla con sus padres / el preadolescente ángel se corta las alas a escondidas en el baño), V de Vendetta, La venganza de los Sith ("para garantizar la seguridad, la estabilidad...") y similares, les pongo un par de momentos de Superman Returns. Y me dicen, "pero es que ahí el tema de la pasión de Cristo es muy evidente".
Sí, claro. Lo es ahora. Cuando ya te has convencido de que las cosas, en una película, siempre significan algo. Hace dos horas, X-Men 2 solo hablaba de cosas "fantasiosas".
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