1. Es interesante que el empresario genere puestos de trabajo si estos son mínimamente dignos y estables, y le permiten al trabajador llevar una vida decente y vivir con un cierto bienestar. Si rozan la semiesclavitud, que es de lo que vamos camino, y lo único que logran es que vivamos todos a salto de mata, sin ningún tipo de horizonte, ya no lo es tanto. Lo que decía de trabajar por un mendrugo de pan y un vaso de agua, vamos, que sería trabajar, claro, pero...
2. La ley no está hecha para evitar más destrucción de empleo, digan sus creadores lo que digan (que total, para la credibilidad que tienen a estas alturas, solo un mes y pico después de haber entrado en el gobierno...). La mayoría de medidas que han tomado a lo que van encaminadas es precisamente a lo contrario, y eso será lo que consigan, con total probabilidad. No lo digo yo solo, vamos; lo decían ellos mismos antes de acceder al poder, cuando todavía necesitaban mentir para pillar la poltrona, y antes de empezar a hacer justo lo contrario de lo que dijeron que harían. Panda de mierdas...
3. Claro que el trabajador busca ganar dinero con su empleo, lo mismo que el empresario con sus negocios, faltaría más. La diferencia está en que el primero, por lo general, con que le dé para llevar una vida mínimamente cómoda y digna ya tiene suficiente, mientras que el segundo lo que busca es forrarse, directamente. De su mayor ambición, en fin, habla el propio hecho de que haya tenido la iniciativa de montar una empresa. Todo lo cual, ojo, resultaría perfectamente legítimo... si no fuera porque para conseguirlo se saltan sistemáticamente todas las normas habidas y por haber, explotan al máximo a sus empleados y demás lindezas propias del gremio (y no, que no me quieran vender la moto de que la empresa no la montan por dinero, sino por hacerle el favor a la sociedad de generar empleos, porque no la pienso comprar; ese es un paso que tienen que dar porque no les queda más huevos para llenarse los bolsillos, y del que gustosamente prescindirían si pudieran, que se dejen de rollos)
4. No niego que haya malos trabajadores, al igual que hay malos empresarios, pero dejando a un lado la proporción de unos y otros que pueda haber, como apuntaba el amigo Cradle_of_Freak, en uno y otro bando... yo lo que me pregunto es qué alcance tiene el daño que un mal trabajador pueda causarla a su empresa, y a la sociedad en general por extensión, a cuanta gente puede llegar a afectarle su mal proceder, en suma... y a cuanta gente puede llegar a afectarle, del mismo modo, el proceder de un mal empresario. Porque me parece que el resultado no es exactemente el mismo. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, que diría nuestro amigable vecino Spiderman, aunque para algunos un gran poder solo parezca conllevar unos grandes beneficios. A la vista de todo esto sigo preguntándome... ¿a cual de las dos partes debería vigilar y controlar más el gobierno, en consecuencia? ¿A cual habría que atar más en corto? Porque yo lo tengo perfectamente claro, evidentemente, pero parece que nuestros gobernantes no. Bueno, o sí; lo tienen más que claro también, pero su conclusión no es exactamente la misma que la mía. Lo dicho, oigan; panda de mierdas...
5. Claro que los estudiantes (y en consecuencia los trabajadores) brillantes siempre serán menos que los mediocres, aquí y en Pekín. Ahora bien, ¿no pasará exactamente lo mismo, o más incluso, entre los empresarios? Basta ya, pues, de cargar todas las culpas sobre los estudiantes y los trabajadores españoles, que son los que menos culpa tienen, precisamente, aunque solo sea por su menor influencia y capacidad de decisión, en el rumbo que toma el país. Que se vayan a roerle la conciencia a otros.
6. Eso de la confianza mutua está muy bonito, pero parece que el gobierno y los empresarios son los primeros que no confían en el trabajador, por cuanto la mayor parte de la reforma laboral va encaminada a deshacerse de él, sin problemas y con el menor coste posible, a las primeras de cambio. Así que, nuevamente, a otro perro con ese hueso.
7. Un ejemplo de la confianza que tienen en los trabajadores los empresarios y nuestro gobierno, y de la equidad de este último en su trato con unos y otros: dicen que ahora piensan incrementar las inspecciones de trabajo dirigidas a descubrir a todos aquellos empleados que practiquen el absentismo de forma continuada y fraudulenta. Ahora bien, me juego lo que quieran a que sigue sin plantarse un inspector de trabajo cada tarde, en cualquiera de nuestros bancos, para cascarles una multa diaria por tener allí a toda la plantilla trabajando horas y horas y horas fuera de las estipuladas en sus contratos, y sin cobrar un puto duro, además. Lamento repetirme tanto, oigan, pero una vez más, panda de mierdas...
Con lo guapos y lo monos que estarían más de uno y más de dos metidos en una cajita de pino, caray.
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