De lo poco que nos va quedando de esa entelequia, el estado del bienestar, les confieso que la parcelita que más disfruto es cuando regreso a casa algún finde después de tomar una copita y no tengo que colgar la ropa en el salón, con la ventana abierta, porque me huele todo a humo. O sea, sí, lo confieso: no soy fumador, señores. Me molesta (ahora más, porque se nota antes) no que la gente fume, sino que me fume encima, y aunque he sido fumador pasivo-pasivo toda la vida (o sea, condescendiente con el otro) sigo pensando que lo que tenemos ahora es lo lógico, lo que se tiene en todas partes del mundo, por otra parte: no se fuma en lugares públicos (en algunos países, lo saben ustedes, la gente ya no fuma ni por la calle).
Con lo cual, me sorprende, con la de ajustes que nos van a hacer sin explicarnos fondos ni medidas, que ahora se cuestione esa ley que, me parece, todo el mundo, fumadores y no fumadores, ha acatado como lógica. Mira que hay cosas que recomponer o que arreglar, medidas (impopulares, me temo, a ver si al final tendrán que cambiar la sigla) que no nos van a gustar a casi ninguno, para que ahora vengamos a desdecirnos de la ley antitabaco, anuncio terrible que quizá preludie que se fragüe un desdecimiento (bonito palabro) de otras cosas conseguidas y más importantes.
Porque, mire usted, si se pudiera o pudiese fumar en “algunos” lugares eso significaría que se podría volver a fumar en todos. Hecha la nueva ley, hecha la nueva trampa. El silogismo al revés: si te molesta mi humo, no vengas al bar donde yo estoy, y no al contrario.
Con la de cosas importantes que hay a las que meter mano, me da jindoi que ahora el programa sea desmontar las parcelitas conseguidas. Ya en su día el señor Aznar dijo, con gran acierto por cierto, que él no estaba para pelearse por las matrículas de los coches. Pues ahora lo mismo. Métanle ustedes mano a la economía, resuelvan el paro, denle el cosqui la pringá a los bancos y miren adelante, hombre, que si no les gustó que se reescribiera la historia con lo de la memoria histórica no caigan en lo mismo con una cosa tan insignificante como el tabaco.
Publicado en La Voz de Cádiz el 14-11-2011
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