Terminó por fin la que es, para entendernos, la sexta temporada de Doctor Who desde que la serie fue resucitada en 2005. Y me temo que lo ha hecho de manera bastante decepcionante.
Es posible que el hiato como estrategia narrativa no funcione en la tele: los parones de la huelga de escritores de hace unos años le hicieron mucha pupa a series como Supernatural o Perdidos. La estrategia de prometer mucho con "A good man goes to war" allá por mayo y luego salir por peteneras durante media docena de episodios hasta llegar a este episodio final (que, para no desentonar con la temporada anterior, enlaza con el primero) parece un poco sin sentido, sobre todo cuanddo los episodios que han compuesto esta segunda mitad no solo no han estado a la altura de lo que cabría esperar, sino que han sido sospechosamente repetitivos y parecidos entre sí.
La serie, desde que está en manos de Moffat, lo hemos comentado ya, carece de ese punto de locura imprescindible y contagiosa que es característica del señor del tiempo y sus andanzas. Sí, Smith es un buen Doctor, pero no le he visto estos meses motivo para el lucimiento: cuando Smith está mejor es cuando se desmelena, cuando se vuelve loco, no cuando susurra y mira con cara de no enterarse de nada cuando, en realidad (y ya no engaña) lo sabe todo.
No ayuda, tampoco, tener dos companions y una adosada, que le roban protagonismo y, en ocasiones, las mejores escenas. Moffat parece demasiado encariñado con Amy y Rory, y River Song, revelado su misterio (que tampoco era para tanto) se hace cada vez más insufrible. La química entre el Doctor y River, sobresaliente en el caso de Tennant, no se reproduce con Smith, que es mucho más joven que su partenaire, y que no transmite las emociones humanas que tanto caracterizaron a su décima encarnadura.
Lo peor de todo es que se venda la moto de la superoriginalidad en el tratamiento cuando en realidad nos están ofreciendo lo mismo una y otra vez. Moffat, a pesar de ser el más listo de la clase, no engaña cuando se hace pasar por pillo y decepciona cuando él mismo se hace trampas. La resolución de la historia de la "muerte" del Doctor es torpe, manida y falsa.
Pretender además justificar un arco inexistente añadiendo una escena final cada episodio que recuerde los mil misterios que enganchan al espectador y que, para colmo, esos misterios se olviden o se escamoteen hace que uno comprenda perfectamente que los shares vayan menguando.
El Doctor volverá en Navidad y el año que viene se saltarán la temporada en primavera para poder celebrar el 50 aniversario el 2013. Espero que para entonces Moffat y sus guionistas hayan tenido tiempo de limar todo lo que falla en el engranaje.
Comentarios (37)
Categorías: Doctor Who