Ojo que yo no soy un randroide porque, como decía, ni me gusta la simplificación moral de Rand ni me atrae lo más mínimo su concepto de (in)justicia social. Creo que el espectro teórico político que se mueve entre la socialdemocracia y la democracia liberal asegura la paz social de forma mucho más inteligente. Pero de ahí a decir que Rand era fascista... pues no lo veo sencillamente. Respecto a la economía... yo ahí soy bastante marxista y por tanto materialista (histórico): la economía lo condiciona todo. Si un sistema político y económico requiere de una economía estatalizada (llámese fascismo o comunismo) y otro requiere una economía laissez-faire, oiga, ahí hay una diferencia lo suficientemente insalvable como para hablar de dos cosas muy distintas. Básicamente porque esa estatalización se deriva de posicionamientos filosóficos totalmente contrapuestos. Es más, ese "es malo porque no mando yo" que decía usted antes, y que viene a ser un "quítate tú para ponerme yo" es aplicable en el fascismo pero no en el objetivismo, porque la estatalización fascista no sólo se aplica a la economía sino a todo. En el fascismo el estado es una maquinaria potentísima mientras el objetivismo es una pretende adelgazarlo hasta límites insospechados. No es un "quítate tú para ponerme yo" sino un "quítate tú para que cada uno vaya a su aire con un mínimo control" totalmente incompatible con el fascismo.
Y es ese "mínimo control", por cierto, el que hace surgir muchas diferencias entre Rothbard y Rand: el anarcocapitalismo busca la supresión estatal mientras que el objetivismo mantiene un mínimo control del estado (policial y militar, como garante de estabilidad social) y le ofrece competencias optativas en las transacciones económicas (básicamente Rand decía que aunque las transacciones económicas pudieran ser libres, podía designarse al Estado como garante del cumplimiento de los contratos a cambio de una tasa sobre la transacción si así se deseaba). Además Rand realiza una falsa equivalencia entre empresario y creador, otra crítica bastante ajustada que puede hacérsele. Rothbard también disentía en que el empresario puede jugar un papel en la creación de leyes monopolistas (estatismo de nuevo), aunque para ser justos el Estado de Rand no tendría mecanismos para promulgarlas y además le daba lo suyo a este tipo de empresarios (concentrando sus vicios en la figura de James Taggart) e incluso también le daba lo suyo a los empresarios que actúan bajo la amoralidad cínica (Wynand en El Manantial o d'Anconia en La rebelión).
En cualquier caso, hablo de diferencias, disensiones, rupturas y demás porque, hombre, traer a colación a Rothbard para demonizar a Rand es lo más parecido a traer a un exfumador para que hable del tabaco, a un chaval criado en un colegio católico estricto para que hable de curas o a Jiménez Losantos para que hable del Partido Comunista. Las cosas se vuelven extremas, personales. Rothbard siguió a Rand durante un tiempo como muchos alumnos de von Mises, y hablaba maravillas de ella. Después fue a su aire. Y aunque no dudo que algo de verdad habrá en esa descripción del objetivismo como si fuera una secta, lo cierto es que cualquier doctrina política, económica, filosófica, artística e incluso crítica genera líderes, genera escuela, y genera rivalidades. Uno no puede militar en un partido de izquierdas, andar leyéndose a Hayek e ir pregonando a los cuatro vientos "pero qué bonito es esto", como tampoco podía andar por la Bauhaus cantandando las bondades del neoclasicismo o como (supongo) tampoco podrá estar en Apple tener un bonito Samsung con Android... como poder puede, pero te invitan a salir. Y lo dicho: Rothbard en un tiempo estaba con Rand que no cagaba. ¿Culto al líder? Lew Rockwell -en cuya web están colgadas las palabras de Rothbard- hablababa de este último como si tras seguirlo hubiera visto la luz o algo así. Y si empezamos a tirar de historia y nos vamos a la academia platónica ya ni le cuento.
Respecto a "el revoltijo de sexo y violencia, la destrucción del mundo que da paso a una nueva era utópica, la conclusión simbólica... Está todo ahí. La misma estructura". Hombre, a un nivel tan remetadamente simple, por estar, ahí está hasta V de Vendetta y cualquier obra de ciencia ficción distópica (porque eso es lo que es La rebelión) con un final abierto al optimismo. Excepto por lo del sexo, claro, pero si ahora los juegos de sumisión y el sexo duro son parte del ideal fascista apague y vámonos. De hecho la relación sexual más conflictiva que plantea Rand no está en La rebelión sino en El manantial, y la "violación" de Roark es más un juego de tensiones sexuales que otra cosa, porque el retrato de la heroína es el de una persona psicológicamente muy estable.
Finalmente ese pasaje qu describe... en primer lugar vuelvo a recalcar que hablamos de ciencia ficción distópica. En La rebelión tenemos cosas como bases secretas protegidas por hologramas, aleaciones imposibles, motores de energía inagotable, armas sónicas capaces de derribar montañas y, sobre todo, un estado corrupto y manipulador que va recortando libertades civiles al tiempo que enajena bienes (la colectivización) y se militariza progresivamente. De hecho hay una crítica feroz tanto al militarismo como a la ciencia que se pone al servicio de ese militarismo (de Heisenberg a vaya usted a saber quien). Vaya, que de "estado de bienestar" nada. En este sentido ese accidente de tren se produce cuando, para abaratar costes, el Estado produce una imitación defectuosa de esa aleación de la que hablábamos antes aun con informes técnicos indicando que no soportará bien su cometido. Y cuando el tren se estrella, esa descripción no se diferencia mucho de clásico "tenemos lo que merecemos" o de la reflexión de Hume en sus Ensayos sobre Política y Moral: "Nada me parece más sorprendente [...] que la facilidad con la cual la mayoría es gobernanda por unos pocos, así como la implícita sumisión con la que los hombres se resignan a subyugar sus sentimientos y pasiones a los gobernantes. Cuando preguntamos por qué medios esta idea está en vigor, nos encontraremos con que, dado que la Fuerza siempre está del lado de los gobernandos, los gobernantes no se apoyan en nada más que la opinión". Respecto al superhombre... si lo entendemos como un concepto genético, racial, es un concepto nazi. Si lo entendemos a la manera de Nietzsche o reciclando el pensamiento de Stirner -moral, filosófica- es algo totalmente alejado del fascismo. El individualismo acérrimo no tiene cabida en las estructutas partitocráticas.
Termino ya -menudos parrafazos he largado, mil perdones a quien esto no interese- comentando de nuevo que no soy objetivista. A Rand se le pueden poner muchas pegas: que a la postre su sistema es idealista e imposible de implementar (como todos los que se basen en una supuesta bondad intrínseca del espíritu humano), que no garantiza la justicia o la paz social, que su exposición es maniquea, que establece una equivalencia entre empresario y creador, etc. Pero no lo simpliquemos todo llamándola facha porque no lo era y además es una etiqueta que ya últimamente se le pone a todo lo que no nos gusta. Ah, y por cierto, Don Rafael. El individualismo de Rand no es garantista... con desearlo simplemente no vale. Con insistir tampoco. Su individualismo parte de que el individuo tome conciencia de sus propias limitaciones y tire millas sin limitaciones EXTERNAS. Pero si no vale que se dedique a otra cosa. De hecho gran parte de su crítica al colectivismo se basa en que es un mecanismo que ciertas personas adquieren para superar la frustración de no poder ser lo que desean. Le recomiendo que se lea El manantial, por cierto, porque los dos personajes más interesantes (Toohey, Wynand) quedan muy esquematizados en el filme.
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