He leído muchos libros que hablan sobre tebeos. Algunos de ellos (los libros de Luis Gasca, los de Salvador Vázquez de Parga, los de Javier Coma) los guardo como oro en paño. Este libro de Pedro Porcel, "Tragados por el abismo" es uno de los mejores libros que hablan sobre tebeos que he leído en mi vida. Y, les advierto, he leído muchos.
Pedro Porcel (cuyo blog, El desván del abuelito, está lleno de cosas interesantísimas) bucea un tiempo pasado como los lectores de ahora no serían capaces de imaginar. Recupera las esencia de aquella España que imaginamos (sí, yo también) en blanco y negro y de personas tristes, pero que fue sin duda en color y donde la capacidad de supervivencia del ser humano supo encontrar alegría en las miserias.
Tiempos de radio y de No-do, de estraperlo y cartillas de racionamiento, de leche en polvo americana luego y de cánticos cara al sol, fue también un tiempo de tebeos. Y en este libro se nos cuenta cómo fueron esos tebeos, los cuadernillos de aventuras que en aquellas décadas que hoy sólo recuerdan las que las vivieron y unos pocos que no las vivimos, pero que sabemos de su existencia.
Porcel cuenta, y cuenta muy bien, con estilo agradable que no deja ni por un momento de ser sesudo y crítico, la evolución, auge y caída de aquella forma de entender los tebeos. Se detiene, y hace bien, en los autores-luminaria y los títulos-faro que fueron cambiando el medio con su aparición: de Manuel Gago a Ambrós, de El Guerrero del Antifaz a El Cachorro o Las aventuras del FBI o El Capitán Trueno. Nos muestra una época donde los títulos se contaban a centenares, donde una editorial modesta como pudiera ser Maga era capaz de publicar un millón de ejemplares entre un título y otro, donde los niños (y también las niñas) se sentían parte de unos códigos privados que a veces se compartían también con los adultos.
Este es un libro hecho de pura erudición, hilvanado con conocimiento y amor. Nunca antes me había explicado nadie (ni yo había reflexionado lo suficiente sobre ello) el por qué del éxito del Guerrero del Antifaz, por qué sus claves (cuando me acerqué ya tarde al título) no me decían nada cuando sí me las dijeron otros títulos algo más posteriores, pero completamente revolucionarios y opuestos a aquel enmascarado donde, quizá de manera subconsciente, un humilde muchacho hijo de republicano represaliado contó su peripecia en una España ajena a sus sueños.
Porque de esto trata este libro: de aquella España, de aquellos sueños. Cuando los tebeos eran no sólo populares, sino que formaban parte de la cultura popular. Quizá no fueran, vistos desde hoy, buenos tebeos. Quizás los anule inmisericorde el paso terrible del tiempo. Pero fueron aquella luz que iluminaba las tardes, que explicaba el pasado al hilo de aquel presente, que exploraba otros mundos que estaban tan lejos que daba lo mismo que no existieran.
Este libro es uno de los mejores libros que hablan sobre tebeos que he leído en mi vida. Y, ya les digo, he leído muchos.
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