Me perdonan los interesados si la noticia me produce cierto estupor, pero que a estas alturas venga nadie a cogerse un rebote porque en un programa de humor los pillan de blanco de bromas blancas, me parece un poco desproporcionado.
La cosa es como sigue: hay un programa de televisión que, misteriosamente, tiene una gran audiencia por las tardes. Un programa de humor, o eso dice, donde la gracia más graciosa consiste en ver a dos gañanes zurrarse la badana con tubos de poliespán, un par de chicas de muy buen ver y muy poco inteligente que decir y, en general, ese tipo de humor algo absurdo que provoca la carcajada entre los incondicionales a base de repetir una y otra vez una catch phrase. Los dos gañanes, por cierto, son bastante buenos imitadores de voces, aunque les falte (para mi gusto) cierta enjundia en el contenido de lo que hacen. Ha habido cosas peores y, por fortuna, muchos más canales a los que dedicarse la hora de la siesta.
Una de las secciones del programa tiene a una anciana, Águeda de nombre, que ha tenido un blog, o ese era el juego, y ahora en dos o tres minutos hace teatrillos con otros ancianos. Una cosa mayormente inofensiva y sin gracia, ya les digo, a menos que estés en el ajo.
Y el otro día Águeda se plantó en el Expomanga y, en dos minutos, parece que no dejó títere con cabeza. O eso deduce uno si lee el airado comunicado de los organizadores, que se quejan amargamente de que su público y su esfuerzo como libreros y empresarios han sido caldo de choteo.
Ve uno el stketch, dos minutos y poco más, y la verdad es que el choteo, lo que se dice el choteo, es más bien light. Y, a poco que uno entienda cómo se montan estas cosas, está todo pactado: el librero que pilla a la anciana cuando manga equívocamente un manga (esa es la gracia del invento), los dos o tres chavalillos disfrazados que se someten a las aparentemente inocentes preguntas de la anciana y sufren sus comentarios más o menos mordaces. Hasta ahí todo. Si lo ven ustedes, lo mismo se escandalizan. A mí me parece, ya digo, blanco nuclear, más liviano imposible.
Y verán, un programa de humor es eso. Se planta delante del famoso de turno, del político de turno, del cantante de turno, y le hace dos preguntas con retintín. Y ya está. Si el cantante, el político, el famoso tiene cintura, capea el temporal y responde con cierta gracia y aquí tan amigos. Recordemos "Caiga quien caiga" y la caña que tradicionalmente le ha dado al todo el mundo. Recordemos que El Jueves, cada vez que le pega un cosqui a la monarquía, provoca que el mundo del cómic se levante defendiendo la libertad de expresión y la labor del humorista en la sociedad.
Parece entonces que no, que no se puede tocar lo nuestro. A menos, claro, que lo toquemos nosotros. Humor, sí, pero dentro de un orden.
Me perdonan ustedes de nuevo, pero a lo mejor es que nos lo merecemos. Primero, por tenernos tan creído eso de que vamos de alternativos y divinos. Segundo, porque lo mismo es que los árboles no nos dejan ver nuestro propio bosque. Tercero, porque quizá hemos tentado al diablo y a la suerte y estamos confundiendo churras con merinas en todo este asunto de los salones del cómic, del manga y lo que queramos hacer para vender cuatro tebeos.
Hay un peaje innecesario que estamos pagando. Nos hemos pasado media vida intentando dignificar la historieta como medio artístico y de expresión, deseosos de que el mundo de la cultura y la sociedad en la que vivimos no nos considere una panda de anormales y resulta que al final acabamos cayendo en los brazos de toda una serie de actividades de ocio que, sin entrar a juzgarlas, no tienen nada que ver con la historieta. Ni los disfraces, ni los muñequitos, ni las canciones, ni las maquetas, ni los duelos a espada, ni los juegos de rol, ni las réplicas de los Kalshnikovs que ahora veo que se venden en muchas librerías "especializadas" en eso que venden cada vez menos, los cómics (o los mangas, que es lo mismo) tienen nada que ver con ese noble medio que quisimos que fuera el octavo o el noveno arte (ni el número supimos defender).
Si ahora nos meten a todos en el mismo saco de lo friki, lo inmaduro, lo adolescente, en las nuevas religiones profanas, a lo mejor, joder, es porque nos lo tenemos merecido.
Dicho de otra manera: hemos dejado que se confundan los lectores y autores de historieta con otra cosa distinta: con la(s) tribu(s).
Todo es cachondeable. Pero no todo es defendible. A lo mejor ha llegado el momento de separar los trigos de las pajas, all pun intended.
Comentarios (52)
Categorías: Historieta Comic Tebeo Novela grafica