Lo catódico se convirtió en digital antes de convertirse en clónico. Si no, no se explica. Lo mismo es por un lado la forma de ir contra la globalidad y asegurarse unas pelas, o una falta de imaginación preocupante. Pero las teles, las de creación de ficciones, lo poco que va quedando entre concursos, realities y señores émulos del Hatemonger soltando paridas para incendiar al personal, andan explotando el sobrehartazgo de manera preocupante.
Porque, díganme ustedes, qué falta hará que en Italia, Portugal, los Países Bajos, Hungría, Nueva Zelanda y Ulan Bator vean "Los Serrano" o "Médico de familia". Y ojo, no "Los Serrano" ni "Médico de familia", o sea, no Emilio Aragón y Belén Rueda doblados a otras lenguas, sino el concepto de la serie, los guiones, las tramas, etcétera. Para que los Serrano se llamen Farinelli, o Gortoak, o Pomponeté, y en vez de un bar tengan una pizzería, o un choarma, o una tienda de souvenirs, y el Milikito de turno no trabaje en la Seguridad Social, sino en el hospital que le pille más cerca.
Y díganme ustedes qué sentido tiene, si te va bien CSI, engordar la nómina con otras dos series paralelas, y que además no son capaces de tener más chicha (yo en CSI Miami no distingo a los personajes secundarios y además me agobia ver a ese hombre vestido de negro al sol), cuando no son francamente repelentes (Gary Sinise tiene cara de sieso manío y modales espantosos). Han hecho lo mismo con Mentes Criminales, que ahora tiene una serie hermana... donde hay un equipo igual, donde resuelven los mismos casos, y donde tienen a la insoportable Penélope (que, sí, parece sacada de las marionetas Dynamation de los Anderson, oigan) resolviendo de lejos los episodios: un problema de las series de ahora es que ya no se investigan los casos: entra alguien con un papelito y da un anuncio que hace andar la trama, o se consulta en un ordenador y zas, aparece todo mascadito y la dirección del malo para que vayan a detenerlo en los minutos finales de cada capítulo, justo antes de que vaya a matar a los rehenes. Que ya no haya malos sensu estricto, sino que todos sean psicópatas dice mucho de la capacidad creativa y las pocas ganas de estrujarse el coco a la hora de buscar motivaciones: el malo está chalado y como está chalado, vive a su bola y se le mata al final y santas pascuas.
Es una manía peligrosa. Curro Jiménez vivió una vida internacional y a nadie se le ocurrió convertirlo en guerrillero albano kosovar o en bandido californiano: era un bandolero andaluz en todito el mundo y santas pascuas. Cuando se terminó Canción Triste de Hill Street, se hizo L.A. Law, no nos contaron qué pasó cuando reconstruyeron la comisaría o cuando destinaron a Furillo al ayuntamiento.
Está uno de forenses, investigadores de la fiscalía (¿cuántas series de Ley y Orden hay, diosmíodemialma?), médicos siesos, médicas enamoradizas, histéricas maduritas, vampiros con rímel, rebuscadores de casos perdidos, psíquicas de tetas grandes y lloriqueo continuo un poco hasta el colodrillo.
Y todavía, ya digo, tenemos que dar las gracias, porque podríamos tener OT o GH a todas horas. Bueno, hay quien lo tiene, ¿no? Un canal entero dedicado a ver a unos maromos tumbados en un sofá todo el día. El voreyurismo definitivo. Si don Alfredo levantara la cabeza...
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