Hagan ustedes la cuenta de las veces que han tarareado sus melodías sin saber que detrás de aquel temazo que tanto les hizo por grabarse en la memoria una película estaba este hombre genial, uno de los más grandes compositores del cine, que es lo mismo que decir uno de los grandes compositores de la música de nuestro tiempo. De las bandas sonoras de James Bond, alimenticias pero pegadizas, a los grandes momentos líricos de En algún lugar del tiempo, Memorias de Africa o Bailando con Lobos. Tanta ternura, tanta belleza, tanta inmortalidad contenida como acompañamiento de unas imágenes en movimiento, como ecos en nuestro recuerdo para siempre.
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