La serie original, Spartacus: Blood and Sand fue una sorpresa para todos. Un primer episodio mediocre dio paso a una terrible y descarnada reflexión sobre el poder, la libertad, la pugna social, la verdad y la mentira, la supervivencia. Poco a poco, cada capítulo, inmerso en esa estética exagerada de sangre que salpica y cabezas cercenadas, fue convirtiéndose en un espectáculo Shakespeariano cruzado con las espadas salvajes de los personajes de Robert E. Howard. Un verbo ampuloso (escucharlos en inglés es una delicia, porque hablan una jerga especial, casi isabelina, que no puede traducirse), un despreocupado gusto por el sexo (estamos, aunque sea por cable, en televisión), y unos personajes que ganaron en matices capítulo a capítulo, hasta el apoteosis final.
Entonces llegó la mala noticia: el actor principal tenía cáncer. Y la producción de la nueva temporada se pospuso hasta que lo superara. Mientras tanto, porque la serie demostró ser un filón, se recurrió a eso que en los cómics (y Spartacus tiene mucho de cómic, no solo de 300) es tan corriente: contar en una mini-serie los orígenes.
Empezó anoche, esta mini-serie de seis episodios donde, a pesar del nombre, no aparece Spartacus (y me extrañaría que lo hiciera, claro). Y lo hizo recuperando las escenas finales de la primera temporada e iniciando un arriesgado flashback para contar la historia no del gladiador rebelde, sino del ludus: la historia de todos los demás personajes que hemos ido conociendo en la primera serie.
Y cómo la cuenta. Batiatus y Lucretia, más jóvenes, más ambiciosos, incluso más ingenuos, luchan a su modo por escalar en esa sociedad sucia y pervertida que es Capua. Un nuevo vehículo de lucimiento de John Hanna, que apoyado por el maquillaje parece en efecto un muchacho, ahora compitiendo claramente con el recuerdo de su padre.
No sólo eso: vemos a los gladiadores en su corral. Y los vemos también más jóvenes (las heridas de Doctore, aquí todavía Oenomanus, se ven más frescas), más hechos a su suerte. Hay otros gladiadores más célebres, hay otros ludus con más fortuna. Y la serie nos presenta la llegada casual de Crixus, y su encuentro con los otros personajes.
Se nota aquí, por si alguien lo dudaba, que la serie podría seguir perfectamente la vida de cada uno de ellos: los antiguos, y los nuevos. Saber qué destino espera a Lucretia, a Batiatus, a Ashur, a Barca no resta un ápice de interés a lo que se cuenta. Y lo que se cuenta es una historia trágica de honor y violencia, de traición y de decadencia. Pura épica.
Comentarios (29)
Categorías: TV Y DVD