Me da que hemos leído poco a Le Carré, tan denso él, o a Robert Ludlum, tan divertido. O que somos todos unos hipócritas de tomo y lomo, que lo mismo es eso. Porque anda el personal escandalizado una vez más, y los periódicos internacionales venga a tirar de primera plana, a costa de las filtraciones para todos (que eso es lo que significa wiki-leaks, por cierto), de los tejemanejes de EE.UU. en el mundo.
Y, oigan, a ver si es que nos habíamos creído todos que vivimos en Disneylandia y no en este puñetero mundo donde el poderoso pisa al débil y donde el Imperio cuida sus intereses sin casarse con nadie. ¿De verdad que alguien se extraña de que los embajadores de los EE.UU. sean los encargados de transmitir a casa lo que ven y evalúan según sus intereses en los países donde trabajan? ¿De verdad que nos sorprende a estas alturas saber que intentaron callar el caso Couso, que nos taparon la boca con los vuelos de la CIA y lo de Guantánamo, que opinen lo que opinan de ZP, o de Rajoy? ¿O que Aznar quiso volver si veía que la cosa se ponía malita? (si no ha vuelto, ya puestos, ¿es porque no está tan mal?).
Vaya Watergate más churri. Que si Berlusconi es como es, si la presidenta argentina tiene depre o si Gadaffi está hasta arriba de bótox. Tenga usted un topo o muchos con capacidad de desentrañar los miles de papelotes secretos que en el mundo son y al final lo que destapan son datos de puro cotilleo rosa, Tomate diplomático en el mundo del espionaje. No sé si merece la pena que te siga la Interpol por sacar a la luz trapos sucios tan tontos, aunque imagino que lo gordo-gordo estará a buen recaudo en una entidad bancaria suiza a la espera de cambiarlo por un montón de pasta gansa, que esa es la madre del cordero de los filtradores, chantaje a las, ejem, democracias (por llamarnos algo) y panoja para la saca.
De todo esto, me deja un tanto en blanco la candidez de los espías con carnet diplomático. O sea, un poner, te entrevistas con un primer ministro, ji ji ja ja, te haces la foto, sales corriendo a la sala de transmisiones o a la valija de la embajada y lo pones a caldo. Y como tampoco han leído ellos, ni visto, pelis de espías, no se les ocurre incluir aquello de “Este mensaje se autodestruirá a los cinco segundos”. Aficionados.
Publicado en La Voz de Cádiz el 06-12-2010
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