Habrá que hacerlo sí o sí, pero permítanme ustedes que les presente mis dudas sobre la necesidad de un Museo del Carnaval, ese que lleva tanto tiempo planteándose que es casi una leyenda urbana de nuestro entorno. Más allá de dónde se levanta y con qué pasta, yo sigo sin saber con qué se rellena, y para qué puede querer hacerse. El carnaval es, o debería ser, o fue en su tiempo, improvisación, vuelapluma, gesto y palabra en el momento, magia de lo irrepetible, poesía oral contemporánea de lo nuestro. Humor y lírica en estado puro. Y un museo es, ay, una caja de mármol llena de cosas muertas de pasados remotos que por desgracia aburren a los escolares, en tanto no son interactivos poque no nos hemos puesto al siglo, y despistan a los guiris.

El carnaval, que se ha ido profesionalizando, parece que necesita una pátina de prestigio que para mí es innecesaria. Con esta manía nuestra de sacralizarlo todo, me pregunto qué objetos, recuerdos, souvenires o lo que sea pueden mostrarse al público: ¿disfraces, libretos, pitos de caña, bombos y cajas, una remesa de martillos Chiu-chau, papelillos?

Otra cosa sería, claro, un centro de estudios carnavalescos, una casa de las artes, un depositario de cintas, grabaciones, videos, estudios, un lugar de consulta más parecido a una biblioteca, si les place. Un sitio que pudiera ser a lo mejor también taller de artesanos, sede de conferencias y hasta academia de ensayos generales y/o pases previos de selección para el concurso oficial. Una cueva de Ali-Babá donde se depositara nuestro folklore y donde se pudiera tener acceso no para contemplar (el carnaval se contempla mejor en su salsa, o sea, en la calle), sino para cotejar, para aprender, para recordar. O sea, una instalación moderna que vaya más allá del típico museo pueblerino. Y, si acaso, vale, que tuviera un “salón de la fama” donde mostrar esos disfraces y pitos de caña históricos y, por supuesto, exposiciones monográficas e itinerantes dedicadas cada año, por ejemplo, al autor homenajeado, a los antifaces de oro, al pregonero de turno.

El carnaval se hace para quemarse con el Dios Momo. Es profano y divertido, es transitorio, y lo hacemos todos, el pueblo de Cádiz. Porque otra cosa será poner el cascabel al gato de quién gestiona ese museo, quién enchufa a quién, cómo lo convertimos en arma arrojadiza de unos contra otros. Tiempo al tiempo.

Publicado en La Voz de Cádiz el 20-09-2010

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Comentarios

1
De: CorsarioHierro Fecha: 2010-09-20 23:56

La idea, que en realidad tu recoges, es preservar la información y el Recuerdo. Otra cosa es quien chupe del bote, que siempre chupará alguien. En Canarias también deberían hacerse varios(via turismo podrían aguantar, como un Pueblo Canario 2 multidimensional. ¿Quién es el dios Momo?



2
De: RM Fecha: 2010-09-21 09:27

El dios Momo es una especie de dios pagano del carnaval, algo churretoso.



3
De: Toni Fecha: 2010-09-21 13:26

Lo suyo, como dices, es tener no sólo un museo sino un centro de estudios históricos, taller, sala de audiovisuales...

Porque si es solamente para ver libretos y disfraces antiguos, y una tienda al salir... pues queda cojo y cutre.



4
De: WWfan! Fecha: 2010-09-21 13:31

Amo a vé...

El ICOM nos dice que el museo es una institución de carácter permanente que adquieren, conservan, investigan, comunican y exihiben, para fines de estudio, educación y contemplación, conjuntos y colecciones de valor histórico, artístico, científico y técnico o de cualquier natural cultural.

Se pide que el museo no sólo se desempeñen las funciones tradicionales de conservar, exponer e investigar sino que se añadan otras nuevas como la comunicación, la difusión, el carácter educativo y el carácter lúdico. Con esto se quiere abandonar la idea de un museo inmóvil; lo que ahora se pretende es que un museo sea dinámico, creativo, que genere actividades culturales y que se pueda vincular fácilmente al contexto social que le rodea.

Si es esto, sí, es necesario un Museo del Carnaval como el comer. Si van a poner el matasuegras del Pepón, 3 letras escritas de puño y letra por Antonio Martín y un traje de una comparsa del Pacoli, se lo pueden ahorrar.



5
De: WWfan! Fecha: 2010-09-21 13:35

Como se ve, todo estriba en el concepto de museo:

>>Lo suyo, como dices, es tener no sólo un museo sino un centro de estudios históricos, taller, sala de audiovisuales...

Es que eso debe ser un museo.



6
De: Toni Fecha: 2010-09-21 18:02

Xasto WWfan, tal vez no me expliqué bien.

Lo suyo es no tener sólo tres expositores para que los turistas les hagan fotos al traje de la comparsa del Pacoli, sino que por detrás, no cara al público, sirva para el desarrollo, investigación histórica... del carnaval.

Eso es un museo, que es lo que querría, no un expositor y su correspondiente tienda de souvenirs (que tampoco viene mal).



7
De: Alfred Fecha: 2010-09-21 21:35

Bueno, se supone que el futuro Museo del Carnaval será (si es que no me he enterado mal, claro está), todo eso que usted dice en su artículo, Don Rafael. Aunque la teoría es una cosa, ya se sabe, y la práctica otra bien distinta, je. Vamos, que del dicho al hecho hay un trecho, como se suele decir. Veremos (nosotros... o nuestros nietos, a este paso).

A mí, obviamente, la parte que más me interesa del proyecto es la concerniente al centro de estudios sobre el tema que se articulará, según cuentan, insisto, en torno a la entidad, y gracias al cual, es de esperar, todos tendremos acceso a los fondos del tan esperado museo, a la vez que desde el mismo, imagino, se impulsarán publicaciones, escritas y sonoras, acerca de nuestra fiesta grande.

Eso sí, también cabe preguntarse de dónde saldrán dichos fondos, porque viendo el poco cuidado que a veces pone la administración a la hora de preservar según qué material dudo mucho que quienes posean colecciones privadas estén dispuestos a donarlas y tal. Al vergonzoso caso del cuadro de "Los Mojosos" de Costus me remito, en fin.

Un saludo.