Treinta años después de “Vacaciones en el mar” están de moda los cruceros. Quien más quien menos conoce a alguien que ha tenido que pillarse un avión, o dos, para embarcar en Barcelona o en Atenas y luego darse un garbeo por el Mediterráneo y sus islas. Siendo de Cádiz, claro, que también manda huevos la cosa teniendo el muelle a tres obras.
Ahora nos llegan en plan desembarco de Normandía un puñado de barcos de pasajeros. Y todos, como somos tontos y no hemos salido de Cortadura y, en muchos casos, de más allá de las Puertas de Tierra, nos creemos que esto va a ser Jauja. Combatiendo la macancoa, se abren las tiendas, pensando que vamos a acabar con las existencias.
Pero claro, los turistas traen encima el síndrome de aquella película demoledora: “Si hoy es martes, esto es Bélgica”. O sea, van a carajo sacao de un sitio a otro, desembarcan, pasean, los medio secuestran en esos cientos de autocares que esperan a pie de muelle para llevarlos a Sevilla y volver, andan cortitos de pasta y además tienen la comida pagada en el bufet libre del barco en cuestión. Y, con las playeras y los calcetines blancos y la camisa estampada dudo que ninguno sienta ganas de comprarse un traje de primera comunión o unos zapatos de marca. Y souvenirs, lo que se dice souvenirs, pocos hay a la venta, con lo que molarían reproducciones en terracota del Falla, la colección de muñequitos de tipos carnavalescos y las camisetas de “Lo siento picha” traducidas a varios idiomas.
Si por algo se caracterizan esos amigos que vuelven de crucero y lucen bronceado y dan la lata con las fotos (ahora en PowerPoint) es en la cantidad de camisetas, relojes y gafas de sol de marca que han encontrado baratitas, pongamos por caso, en Corfú o en Cerdeña. Todo cunero, claro.
Lo mismo es que hay que plantar el piojito en el muelle los días de barcos, oiga.
Le preguntaron al llorado Rafael Azcona dónde estaba hoy ese realismo sarcástico que llevó al cine en tiempos de “El pisito” o “El verdugo”. El maestro dijo que en los cruceros. También, añado yo, en los que esperan a los cruceros.
Publicado en La Voz de Cádiz el 03-05-2010
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