Los fans fatales de estas cosas que nos gustan, sean los comics, la ciencia ficción, los juegos de rol o los pepinillos en vinagre, tienen (tenemos) la necesidad acuciante de revalidar una y otra vez que no estamos equivocados, y que el mundo nos descubrirá tarde o temprano, y que somos, hemos sido y seremos importantes.
¿No dice el refrán aquello de que una golondrina no hace verano? Pues lo mismo. Que un best-seller utilice algún recurso narrativo propio de la literatura fantástica no lo encuadra exactamente en la ciencia ficción, ese término aborrecido que cambiamos por otro cada vez que nos hacemos un lifting, ni significa que la ciencia ficción se vaya a poner de moda... ni que esos grandes escritores que inciden en el género vayan a dedicarse a él en exclusiva. Que se publiquen cientos de títulos a cual peor en esto de la historieta, con tiradas que no superan los cincuenta mil ejemplares en el mejor de los casos, no vale para, multiplicando por todos los títulos, demostrar que la historieta está partiendo la pana y se va a comer el mundo.
Y que en unas casas de pujas se hayan pagado las burradas que se han pagado por los comic-books donde aparecieron primero Superman y luego Batman no viene a decir ni más ni menos que hay un par de señores, o de corporaciones, o de chalados, que han pensado que es buen momento para invertir no en los comics, sino en reliquias. Han pagado una cantidad indecente por papel viejo.
Y eso no significa ni más ni menos que eso: es una inversión, como quien compra un cuadro para revenderlo luego, o como quien compra lingotes de oro. Que sea un tebeo lo que se paga no significa que nuestras colecciones vayan a tener más valor, ni que de pronto el mundo que vive tan pancho y tan feliz fuera del mundillo de los tebeos vaya a volver la mirada hacia nosotros y darse cates en la frente reconociendo que no sabían lo que se estaban perdiendo.
Un millón por un tebeo de Superman, algo más por uno de Batman, no significan per se que si usted es uno de los afortunados poseedores de otro ejemplar igual lo pueda vender por la misma cantidad. Ojo, que lo mismo sí, y allá mi enhorabuena. Pero no olvidemos aquella vieja historia de Byrne, fusilada de un episodio de los televisivos Vengadores, donde el coleccionista destruía una de las dos únicas copias existentes de una pieza valiosísima... y ante la acusación de que estaba loco y había tirado el dineral invertido la respuesta era que no, que simplemente había triplicado el valor del otro único ejemplar que ya quedaba y era suyo.
Así que, chicos, lo siento. Nuestros tebeos Forum, nuestros tebeos Zinco, incluso nuestros tebeos Marvel de los sesenta comprados a Mile High por un precio algo subidito no nos van a hacer millonarios. A lo mejor, nuestros nietos, dentro de otros noventa años, pueden pagarse la pensión que no tendrán.
A los afortunados inversores, pues no sé si darles la enhorabuena o el pésame, ¿saben ustedes? Porque, sí, vale, serán piezas históricas, pero como tebeos, lo que se dice tebeos, son más bien tirando a espantosos. ¿Los podrán leer sin que se les descuarajinguen entre las manos? Lo dudo. Me temo que, para hacerlo, lo mismo tienen que tirar de la reedición de los Archives, que es curiosamente la que yo tengo (y que no quiero para nada, dicho sea de paso).
Lo dicho: papel viejo. Anda que no se pueden hacer cosas más interesantes con un millón de machacantes. Y hasta legales, oigan.
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