No salgo de mi asombro, y en realidad tampoco tengo muy claro si he de bajarme del burro. Se publican las cifras de venta de los cómics en venta directa en los EE.UU. de A. Ya sabe ustedes, ese país que tiene, según wikipedia (momentito que lo miro), tropecientos millones de habitantes. Lo que más vende es Naruto, con sesenta mil ejemplares de cada número. O sea, para tirar cohetes.
Pero resulta que DC vive, y sobrevive según las ventas, de las reediciones en formato libro, a veinte pavos por lo menos, de Watchmen. Cuatrocientos mil ejemplares en un año, dicen, que se dice pronto. Seguido de otros libros DC, como V de Vendetta, con sesenta mil. Un puente muy grande entre ambos hijos del mismo padre.
Yo, ya les digo, me extraño y me sobresalto. No sé cuánto vende un bestseller digamos de literatura (o subliteratura) normal. Pero estamos hablando de medio millón de ejemplares de un tebeo que tiene más de veinte años. Vale, tuvo un impulso con una peli de la que ya no se acuerda nadie, que pasó sin pena ni gloria por la gran taquilla y que se vendía en DVD en Londres, este enero pasado, de saldo a tres libras. Pero también han tenido impulso con pelis V, y Batman, y Spider-Man, y el Hombre de Hierro, y no están vendiendo esa enormidad que dicen que venden. Nuestro amigo Crumb, creyente renacido (o no) roza los setenta mil ejemplares con su versión de la Biblia contada a los no pasotas.
Unas cifras altísimas, porque son libros y no tebeítos de grapa, con precio mucho más alto y para un público distinto, que reportarán más beneficios a los libreros, a la empresa editora, y a los autores. Me sigue costando trabajo creer que, entonces, Watchmen lleva vendidos solo en USA... ¿cuánto? ¿Trescientos mil ejemplares el año anterior? ¿Doscientos mil el otro? ¿Supera ya la cifra de un millón de ejemplares? Sigo pensando que, como buena cifra, es manipulable y que lo que se nos da son cifras de arrastre: medio millón de ejemplares vendidos sumando lo que se vende cada año. Porque las demás ventas de los libros DC están en la horquilla de los treinta o cuarenta mil ejemplares nada más. El abismo es demasiado grande.
Es la cifra acumulada lo que me parece más plausible, con todo. Pero, admitiendo que me pueda equivocar como parece que me equivoco y que Watchmen venda esa barbaridad de números cada año... entonces la conclusión a la que llego es que la industria del cómic está haciendo el carajote. Entonces lo que tiene que hacer es seguir en esa línea, dejar los tebeítos de grapa, dejar las continuidades absurdas que no llegan a ninguna parte más que al punto de destino, ofrecer productos más serios para lectores más serios y con mayor poder adquisitivo. O sea, asumir de una puñetera vez el término "novela gráfica" y olvidarse de pamplinas, censuras, moralinas y protección del estatus de los juguetes ajenos de los que viven. Porque Watchmen no puede estar así toda la vida, me imagino. Y en el mundo de la empresa lo que se quiere es aumentar cada año las ventas del año anterior, sin entender de condicionantes, y la fuente se secará algún día.
Si Watchmen vende más de trescientos mil ejemplares al año que su sucesor en el hitparade, entonces parece que DC podría vivir sólo a base de Watchmen. No extraña, por tanto, que se rumoree que quieran explotar ahora, tan tarde, el microuniverso de Moore y Gibbons, porque sería algo casi obligado en el mundo de los negocios, y más en concreto en el mundo de los cómics, que vive todavía de explotar a Jerry Siegel, Joe Shuster, Stan Lee, Jack Kirby y otros cuantos nombres ilustres.
¿Lo harán? La lógica dice que sí. Que más pronto que tarde, como hiciera Marvel con Elektra y el amigo Frank, se sacarán secuelas, precuelas, o historias en paralelo. Falta por ver si logran convencer a Moore con un puñado de cheques por delante, ya que no creo que Gibbons pusiera muchas pegas: a fin de cuentas, para que otro se coma el pastel, bien puede comérselo él, que se lo curró y a mucha honra.
La otra opción, claro, es más peligrosa, más incierta: potenciar otros productos al mismo estilo, con o sin superhéroes. Pero las ventas entonces no serían como nos dicen que son, así de elefantiásicas: estamos reconociendo de facto que Watchmen no hay más que uno y todo lo demás lo encontramos en la calle. El riesgo sería, también, más grande, pero eso es el pan y la sal de quien se dedica a los negocios, ¿no?
El lento declive del medio historietístico me temo que tiene menos que ver con la capacidad creativa que con los condicionantes (editoriales, de concepto, de formato) que se van encontrando los autores.
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