Me envía José Antonio, desde su norte, fotos de cuando estuvo con nosotros en el sur y aún más al norte. Veranos de 1986 y 1987, despedida de COU, julios en Crawley. Niños que hoy son hombres y hombres que quisiéramos seguir siendo niños.

Como todas las fotos, me despiertan un eco de tiempos perdidos, de sabores olvidados. No sé si duele más la falta del recuerdo (puesto que no me recuerdo ya, o al menos no me recuerdo en la pose de esos escenarios que parecen de postal) o la comparación entre ahora y entonces, pero sí compruebo, a deshora, que verte reflejado en una época ya consumida y arrinconada en tu historia produce un hueco casi igual que si no la hubieras vivido nunca.

Hay fotos antiguas que duelen como la Navidad.

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Comentarios

1
De: EPJ Fecha: 2009-09-21 01:53

Pues te parecerá posiblemente absurdo, pero ese es uno de los sentimientos que me surgen cuando veo el final de la película de TRON. Concretamente lo que se muestra en este video entre el tiempo 1:33 - 1:52. Me entristece el paso del tiempo:

http://www.youtube.com/watch?v=0jAhzDVVu1s



2
De: AJC Fecha: 2009-09-21 09:05

¿Y las fechas? Me asombra la facilidad que tienen nuestros mayores para recordarlas: “Yo entré en el cuartel de Cerro Muriano, con el petate al hombro, el día tal del mes tal del año tal y nos salió a recibir un sargento que se llamaba Herminio Sánchez Cabezas, que ese día estaba de guardia”. O: “conocí a mi mujer el martes, ocho de octubre del año cincuenta y seis y empezamos a salir juntos el veinte de febrero del cincuenta y siete, que ese año cayó en viernes”. Por no hablar cuando la emprenden con la lista de los jugadores que integraban la plantilla de aqueste o esotro equipo balompédico, o cuando rememoran, con nombre y dos apellidos, uno a uno y sin titubear, a sus compañeros de clase en el año cuarenta y nueve, en el que su tutor fue don Aurelio Moleón Escobar. Y uno, que a duras penas se acuerda de su cumpleaños y que para cualquier otro aniversario tiene idéntica capacidad retentiva que para las fórmulas magistrales que aparecen al dorso de los medicamentos, no deja de maravillarse ante sus espontáneas rememoraciones y siente los aldabonazos de la envidia porque de sus años mozos apenas recuerda algunos nombres o apellidos inconexos y a veces no está seguro de que casen con el rostro que evoca.



3
De: INX Fecha: 2009-09-21 09:09

Una vez, mi tía me enseñó una foto mía en la playa, estaba haciendo mojiguetas y tenía 14 años...me sorprendió verme en esa foto, primero porque no recordaba habermela hecho, ni el momento, (aunque más tarde recuperé el instante y lo que sentí cuando hicieron esa foto); y segundo porque no reconocí a esa chica simpática en mí...no me reconocí...¿dónde se había quedado esa niña que hacía mojiguetas, en que parte del camino la perdí?
Sí, hay fotos (y recuerdos) que duelen como la Navidad...



4
De: P.J. Cifuentes Fecha: 2009-09-21 12:30

"Hay fotos antiguas que duelen como la Navidad"

Por frases tan redondas como esta, merece la pena perderse por aquí de vez en cuando.



5
De: PAblo Fecha: 2009-09-21 17:01

...Y es que hay momentos, pocos, que uno echa la vista atrás y al que te devuelve la mirada casi no le reconoces.

Impacientes Saludos.