¿Se acuerdan ustedes cuando nosotros, europeos más cultos que nadie, nos cachondeábamos de los americanos porque les daba por comprar los derechos de películas ya hechas para volver a hacerlas con sus actores y sus directores, y decíamos que les saldría más barato doblarlas y santas pascuas? Sí, hombre, que hicieron de “Tres hombres y un biberón”, peli francesa, “Tres solteros y un bebé”, que fue lo más sonado e incluso tuvo una segunda parte, y hasta al bueno de Amenábar le compraron “Abre los ojos” y rodaron aquello de “Vanilla Sky”, y hasta se dice que nada menos que Oliver Stone va a dejar de contarnos las teorías conspiratorias de sus presidentes y sus guerras para hacer la versión made-in-usa de Torrente…
Pues ahora vamos nosotros y no se nos ocurre otra cosa que hacer lo mismito, pero en la tele. Está usted tan tranquilo viendo una serie interesantísima, “Life on Mars”, británica ella, y cambia de canal y se encuentra que hay otra serie que se llama igual, pero americana, donde la premisa es la misma, pero en Nueva York: poli atropellado que aparece por arte de magia en los años setenta. Y sigue usted zapineando y, cáspita, se encuentra con “La chica de ayer”, que es la misma serie, pero rodada en España y reciclando los mismos guiones. No es cosa nueva, pero molesta un algo. Se hizo ya con “Los simuladores”, aunque la serie española no podía compararse con la original argentina, y ni sé cuántas versiones de “Bettie la fea” van rodando por el mundo, todas clónicas y repetidas.
Una cosa es que compren el formato (los concursos, los realities), o que nuestros humoristas se den una vuelta por los EE.UU. para ver qué hacen allí y presentarlo como original (si recuerdan ustedes aquello de “Soy Emilio Aragón… y usted no lo es”, era una frase de Chevy Chase en Saturday Night Live, pero no lo sabíamos entonces), o coger series (“La tribu de los Brady”, “Aquellos maravillosos años”) y adaptarlas por la cara a “Los Serrano” y “Cuéntame cómo pasó” , y hasta ir más adelantado que los demás con episodios de “Urgencias” y aprovechar para copiar los argumentos en las teleseries de hospitales españoles antes de que lleguen aquí (cosa que se les fastidió a los guionistas desde que los teleadictos tuvieron acceso a emule y otros programas compartidos), pero inundarnos no sólo con la misma premisa sino con el mismo guión es un absurdo absoluto, y además las comparaciones, claro, resultan odiosas. Los directores americanos, por porrilleros que sean, llevan mamando las persecuciones y los tiros desde la infancia y los actores saben apuntar. Aquí nosotros nos sacan de un plano de cama o un señor bajito cabreado y es que no damos pie con bola.
Tiemblo nada más pensar que les de por adaptar a nuestra España cañí las series de terror en boga tipo “Sobrenatural “ o “True Blood”, o sea, imaginar a Pajares y Esteso en la ruta del bacalao cazando monstruos y a Ana Obregón convertida en ninfa de vampiros polacos en las marismas de Huelva.
Para colmo, en verano nos vuelven a emitir una y otra vez los mismos episodios que hemos visto el resto del año. Yo creía que lo de los repetidores de televisión era otra cosa, palabra.
Publicado en La Voz de Cádiz el 20-07-2009
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