Bueno, pues ya hemos comprado las sillas de la playa. Son de color verde calippo, casi fosforescente: seguro que no nos despistamos al salir del agua o volver de dar un paseo por la orilla.
A menos, claro, que todo el mundo compre las sillas de ese color, como nos pasa cada año con la sombrilla.
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Categorías: Visiones al paso