A estas alturas, supongo que no será ningún secreto que soy un enamorado de la historieta en su formato tira, esa manera de contar historias en segmentos de tres viñetas donde suele ser una delicia ver cómo el dibujante pasea la cámara y alterna los planos y las tomas para entregar un producto atractivo para la vista y con enormes efectos narrativos. Soy también, lo saben ustedes, un enamorado de la tira de aventuras, y de estudiar y divertirme con la manera en que autores como Robbins, Caniff, Raymond, Moore, Drake, Gould, McCoy, Graff, Crane y tantos otros demostraban su enorme talento artístico y narrativo.
Sin embargo, voy a contarles hoy cuáles son los dos ejemplos de tira (o de "chiste", si lo prefieren) que más me han gustado, las que me parecen más sublimes, las que te hacen pensar un momento y dices: eso mismo pienso. Una es una tira diaria, la otra una dominical.
La tira es de Mafalda, protagonizada por mi personaje favorito de la pandilla, que no es Felipe, como casi todo el mundo que conozco, ni Libertad, como piensa el resto, sino Miguelito, el niño bueno que jamás ha roto un plato y que dice, con esa ingenuidad algo imprudente que le caracteriza, verdades como puños.
Miguelito espera, niño obediente, en un semáforo en rojo. El semáforo cambia y Miguelito, nuestro héroe, cruza la calle. Justo cuando llega a la otra acera, muy serio y cabal, se vuelve hacia el semáforo y le espeta la frase lapidaria: "Pero también porque yo quise". Chúpate esa.
La dominical es de Carlitos y Snoopy, y creo que la leí en el tomo de la Enciclopedia Pala dedicado a la historieta. Linus, que es quizá el personaje de la pandilla Schultz que mejor nos cae (menos Snoopy cuando es escritor, claro), llega entusiasmado y le cuenta a Carlitos, que como siempre está en babia, el resultado de un emocionante partido de beisbol. No entiendo las bases del juego, así que puede que fuera un partido de fútbol americano, cuyas bases tampoco entiendo. Lleno de entusiasmo, Linus va contando a su amigo cómo el equipo tal va perdiendo y cómo en una remontada épica, zas, en los últimos minutos no sólo empatan, sino que in extremis ganan el partido. "Tendrías que haber visto a todo el mundo saltando, y celebrando, y abrazándose, y festejando", dice un alborozado Linus.
Y Carlitos, siempre pragmático, le responde: "¿Y cómo se sentían los del otro equipo?".
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