Ni siquiera son las ocho de la mañana de esta primavera loca que lo mismo te funde en un aliento cálido que te hace cosquillas de hielo entre la ropa. Camino del colegio me cruzo con Fofi, a quien no llegué a dar clase (a su hermano sí), pero que trabajó brevemente con nosotros. Y lo veo cansado, abatido, arrastrando los pies, medio dormido quizá, o sin gana ninguna de ir, como yo voy, con la sonrisa profidén en los labios, al despacho.
Lo llamo, me sonríe. Y le digo aquello de "¡Visca Barça!", recordando de pronto que era forofo. Y a él se le ilumina la cara, y hasta cuadra los hombros, y continúa su camino más feliz, me da la impresión, con otro aire.
Qué poco cuesta hacer feliz a una persona. Qué divertido el mundo del fútbol, si el fútbol no te interesa.
Comentarios (3)
Categorías: Visiones al paso