Se nos ha muerto Lauzier. El inimitable Lauzier. El único Lauzier. El heredero de Plauto y de Moliere. El que nos puso ya hace veinte años el espejo delante de la cara y nos hizo ver adónde íbamos, porque todos veníamos del mismo sitio y el camino es común para todos.
Despiadado con la sociedad burguesa francesa, con la dulce complacencia de las izquierdas, con la hipocresía de la vida en familia y de la empresa, con los falsos remiendos que hemos querido ver en el sexo, consigo mismo, en sus cómics Lauzier nos mostró que la vida, sí, es una carrera de ratas y que al fin y al cabo las obsesiones de cada cual, sus contradicciones, la búsqueda del status y del placer personal pueden contarse con una carcajada sarcástica porque lo contrario sería una lágrima.
No es extraño que en el mundo del cómic de ahora Lauzier no tenga sitio. Pero créanme: fue uno de los grandes, un caricaturizador de su entorno burgués, un hombre lúcido que no pasó por alto a nadie. La historieta se le quedó pequeña y por eso dio el salto al teatro, el cine y otros medios.
En España, Dagoll Dagom adaptó varias de sus Cosas de la Vida al teatro con el nombre de Glups!. Y no sólo no se notó nada, sino que pareció que de pronto Lauzier, el heredero de Plauto y de Moliere, el gran satírico, había vuelto a casa.
Comentarios (8)
Categorías: Historieta Comic Tebeo Novela grafica