2008-12-07

1796. REDACTANDO

Me siguen sorprendiendo las palabras. Tienen una vida propia que se impone a la voluntad de quien las escribe. Todo está dicho en ellas y nada está dicho al mismo tiempo. Necesitan de ti, como tú las necesitas a ellas, pero aunque creas que eres el director de escena, no eres más que el hilo conductor por el que las palabras se expresan.

Después de las dos últimas novelas que he escrito, por aquello de desintoxicarme, he vuelto al ensayo. O sea, en teoría, una cosa más fría, más controlable, menos dada a la experimentación y la loca libertad del estilo que uno siempre busca en cada texto de creación.

Y puede que sea verdad, pero la fuerza de las palabras está ahí, y ellas e obligan a expresarme de otra manera, desglosando una retórica en la que no había pensado conscientemente antes de empezar la redacción del texto. Lo que en la creación te exige la palabra te lo demanda ahora de otra forma: lo que en un texto de narración prosa debe ser exactitud, pero también ambigüedad, porque a la literatura le viene bien que existan territorios de sombra, en el ensayo debe ser precisión, la palabra justa en el contexto adecuado, para que quede claro lo que quiero decir, aunque no sea con las palabras ni la gramática ni los ritmos que habría empleado en otros escritos.

A estas alturas, no sé cuál de las dos formas me resulta más difícil, ni, llegado el punto final, acaso más gratificante.

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Comentarios

1
De: Iván Fecha: 2008-12-07 22:49

Siempre me ha fascinado la capacidad de los escritores para expresarse "solo" con la palabra. Como dibujante de tebeos, en mi cabeza las historias son imágenes con una lejana voz en off escrita que las acompaña. ¿Cómo funciona la mente del escritor? ¿Veis, acaso, palabras con una imagen a lo lejos?



2
De: Poorpooland Fecha: 2008-12-08 01:51

Qué gusto da pasarse por tu bitácora cada dos semanas o así y leer todas las entradas de esos días de un tirón.

Algunas, claro, no las leo enteras, sobre todo las relacionadas con los comics, ya que no estoy muy relacionado con el tema.

Pero bueno, que lo quería decirte, Rafa, es que a ver si publicas algo ya, hombre.

Un Saludo!



3
De: RM Fecha: 2008-12-08 09:13

Cónchiles, he publicado dos libros en un mes. ¿Qué más quieres?



4
De: Poorpooland Fecha: 2008-12-08 12:53

¡¿Pero ya están fuera?!

No lo sabía.
No has dicho nada por aquí, ¿o sí?



5
De: RM Fecha: 2008-12-08 12:58

Sí.



6
De: enrique alcina Fecha: 2008-12-09 01:00

Me fascina este tema. Las palabras. Y creo que si te siguen sorprendiendo las palabras, te dejas llevar por ellas y escribes en continua búsqueda, estás vivo, Rafa. La duda es bella. Nunca es suficiente. Las palabras caminan a su antojo. Y agradecen tu imaginación. En mi oficio, más humilde e imperfecto, podrían distinguirse diferencias parecidas entre el reportaje y la información, por ejemplo; la crónica personal o la noticia pura y dura. Voy a confesar una tontería, ahora que nadie nos escucha, tiene algo que ver con lo que dices. El otro día, en un tren lleno de gente, un amigo me preguntó cómo se escribe un artículo, si lo piensas mucho, si lo corriges con cuidado, si le das vueltas para lograr nuevos giros, etc. Le contesté tal pamplina que la gente miró con cara rara. En realidad no me dio la gana de dar explicaciones, dije algo así como que el periodismo no es literatura ni ciencia ficción. La gente pensaría: qué tío más chufla. Me trae sin cuidado. Ahora contestaría lo que pienso de verdad, que los textos hay que verlos antes sobre el papel o la pantalla, estructurarlos mentalmente e improvisar un poco sobre la marcha. Pero tampoco estoy seguro, hay mil maneras de encarar un texto, quizá porque las palabras cobran vida propia. Un saludooo



7
De: Néstor Morales Fecha: 2009-01-18 11:47

Hola. Mi primer comentario en esta bitacora, cuando pense que jamás llegaria a escribir entre personas que me superan en decenios de experiencia literaria y vital. Cuando he leido este he recordado la "literatura automática" de los Parisinos en la época en que la arsenta era la droga del momento. Aquellos escritores se dedicaban a drogarse hasta entrar en un estado que ellos llamaban "la inspiración" (todos ustedes lo sabran más que de sobra esto), pero, lo que me hace reflexinar ambas cuetiones (el texto de Rafa Marin y esto) es como comprendían los de aquella época la enorme fuerza de la palabra ante el sentimiento. Ellos, simplemente, dejaban su mente vagar entre sus sentimientos y las palabras brotaban solas, sin preocupaciones estéticas, métricas o, incluso, saltandose las reglas de la puntuación. Ellos creian en la palabra inmaculada, libre.
Yo, con mi nimia experiencia literaria, he comprobado que es cierto: las palabras tienen más fuerza a la hora de escribir y, aunque un texto este todo esquematizado y preparado, las palabras terminan por crear algo totalmente nuevo a través de tí. Quizás, luego, me preocupe de la estética y de semejantes, pero, lo esencial, reside en aquella primera toma de contacto con el papel, la esencia del texto, la impregnación de tus sentimientos están ahí.
Por todo eso, creo, que todos los que nos gusta escribir tenemos, ciertamente, una parte de esos parisinos. Algo muy bello y magnifico que llamo "la palabra libre".
Gracias por escucharme a todos.