Esta mañana mismo, en la sala de profesores, matando el tiempo. Yo en un ordenador, uno de los compañeros en otro. Entre los dos, su teléfono móvil que de pronto vibra con urgencia, casi cabreado. Él lee el mensaje que acaba de llegar y se queda blanco un segundo, antes de reírse y leerlo en voz alta.
Ya está bien de que te aproveches de esa forma de mí. Me evitas y no quieres saber nada de mí y crees que todo se arregla enviando mensajitos tontos. Estoy harta. No lo aguanto más. No soy tu juguete y a partir de ahora no quiero saber nada de tu existencia.
Se trata de un error que, le aconsejo, será mejor que borre no acabe por meterse en un lío con la parienta. Antes de hacerlo, envía un mensaje de respuesta.
Lamento enormemente su triste situación, pero me temo que se ha equivocado de destinatario, señorita.
A los pocos minutos, la nueva respuesta:
Qué corte. Usted disculpe.
Comentarios (18)
Categorías: Visiones al paso