A cuentas de lo mismo: vengo del banco, que no hay nada que te obligue a hacer más papeleo que buscar a alguien que se encargue de tu papeleo.
El banco abre a las ocho y media. Me presento a las nueve menos cuarto en la oficina. El amable señor que me debe atender no está. Ha salido a desayunar. Ya. Tan temprano. Volverá dentro de veinte o treinta minutos. Lo siento, yo tengo que volver al trabajo.
Luego dicen que los maestros...
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