Me pasó por primera vez allá por el año 81. Cuando estaba terminando Lágrimas de luz y tenía una escena difícil: el momento en que la capitana valkiria le echa un kiki de impresión a Hamlet Evans y lo cuasi-viola allí a la vista del lector.

Yo entonces escribía en la cocina de mi casa, en una máquina de escribir roja que me gustaba mucho. Pero aquel día, aquella escena, no me salía. Desde marzo, y hasta diciembre, cada día era capaz de sacar en limpio dos o tres folios. Pero esa maldita escena se me atragantaba.

Era más o menos la hora de cenar, y mi madre me pidió que retirara el trasto, que había que comer. Y entonces, en menos de cinco o seis minutos, casi en modo automático, zas, escribí como un poseso la escena entera. Ni siquiera tuve que retocarla luego. El agotamiento, más la prisa, habían logrado sacar de mí aquello que, conscientemente, no podía.

Hasta hace unos días no he sido consciente de que, a veces, es la manera que tengo de escribir. Me pasó en algunos capítulos de "Juglar" (la posesión de las novelas de Torre es otra cosa): horas y horas tumbado en el sofá, traduciendo, jugueteando por aquí en la red, viendo Buffy Cazavampiros, por tal de no escribir los tres folios de marras que más o menos era capaz de escribir cada día. Se me iban las horas sin hacer nada, y eso que muy amablemente le pedía a mi mujer que se fuera con los niños a la plazoleta un rato. Se me iba la tarde, y caía la noche de agosto, la misma noche de ahora, y entonces, y sólo entonces, en piloto automático nuevamente, tecleaba el capítulo. No es de extrañar que cuando releo algún fragmento de "Juglar" no lo reconozca.

Lo curioso es que, con la novela juvenil que estoy escribiendo a trompicones este verano, es el sistema que estoy siguiendo. Voy a mi bola el resto del día. Traduzco, leo, voy a la playa, veo la tele, escribo en la bitácora, ahora juego con la wii. Y cuando estoy agotado, cuando me acerco a lo mejor al ordenador para apagarlo, me siento, y abro el archivo, y sin saber qué voy a contar exactamente (es una novela donde lo que quiero es sorprenderme a mí mismo de un capítulo a otro y donde la trama es simple y casi mínima), cuando estoy a punto de quedarme k.o., me sale el capítulo. Lo releo al día siguiente, y apenas cambio unas frases.

Un método extraño, lo sé. Soy el primer sorprendido. He pasado de escribir conscientemente, duramente, esforzadamente, a hacerlo cuando tengo la mente no despejada, sino en la reserva. Quizá es que las ondas alfa se serenan y entonces, y sólo entonces, salen las palabras que deseo a flote.

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Comentarios

1
De: Carlos Fecha: 2008-08-25 23:36

Lo que tiene mérito es escribir a esas horas (yo también soy padre), y después de bregar con los niños, estar en la playa y trabajar en las traducciones, tengas ganas para embarcarte en tu novela a esas horas. Pero ésa es la vida del escritor, y que muy pocos conocen.



2
De: josem76 Fecha: 2008-08-26 01:56

Misterios de la mente. Creo que, cuando la actividad mental es menor por agotamiento nuestro lado creativo está más fino... por decirlo de alguna manera.



3
De: Jose Joaquin Fecha: 2008-08-26 08:41

Veo que sueles viajar diariamente a Bibliopolis... :)



4
De: David Muñoz Fecha: 2008-08-26 09:18

A mí también me pasa mucho, y por lo que he hablado con otros amigos escritores y guionistas, debe de ser algo bastante común. Menos mal. Porque durante un tiempo fue algo que me preocupó bastante. No sé porqué, uno tiene en la cabeza, como referente, la imagen idealizada del escritor que se pasa diez horas frente al ordenador, concentradísimo, sin moverse ni para comer, y se siente culpable porque para cada dos por tres hace una pausa para mirar si ha recibido un mail o para darse una vuelta y estirar las piernas.
En mi caso, a veces pienso que si tuviera más tiempo para escribir, o al menos para poder tomarme las cosas con un poco más de tranquilidad, daría lo mismo, porque al final acabaría escribiéndolo todo igual, prácticamente en el último momento, en estallidos de concentración frenéticos que me suelen dejar agotado (me refiero a escribir la versión dialogada; antes siempre hay un trabajo previo, una escaleta más o menos cerrada que puede haberme llevado escribir semanas, pero en la que aún hay que tomar muchas decisiones. Por explicarlo de alguna manera, en ese momento no se trata de inventar A y B, sino de descubrir cómo se pasa de A a B. Y supongo que lo mismo te ocurre a ti). Lo malo es que como yo soy guionista y no novelista, ese primer estallido nunca da como resultado la versión definitiva del guión. Porque luego empiezan a llegar notas (del director, del productor o productores, hasta en algún caso de los actores…) y empiezan las reescrituras, que a veces es cierto que te ayudan a pulir y mejorar ese primer "volcado", y otras, a base de marear la perdiz, destruyen cualquier atisbo de chispa que pueda haber tenido...

Un saludo (y que pena que no hubiera podido quedarme otro día en San Roque para conocerte. Bueno, otra vez será...).



5
De: RM Fecha: 2008-08-26 09:23

Ya le he dicho a Carlos que el año que viene no voy el último día, que me quedo sin conocer a gente que me interesa.

Con los guiones de comics pasa más o menos lo mismo, David. Qué curioso.



6
De: Pedro Camello Fecha: 2008-08-26 11:40

Ojalá pasara lo mismo al dibujar un cómic.



7
De: Ben Fecha: 2008-08-26 11:49

Yo creo que el resto del día, cuando no estás delante del teclado, la mente va trabajando, va haciendo "chup-chup"... va cociendo las ideas (encajando, cortando, desmenuzando, pegando, uniendo, mezclando...) aunque no las reflejes de forma consciente (escribiendo)
Cuando te sientas al final del día al ponerte al teclado da como resultado el plato que se ha ido cocinando mentalmente durante el día...

A mi me pasa con mi trabajo (laboratorio de genética), puede que no sea lo mismo que la escritura... pero requiere un proceso de integración que a veces no sale cuando te pasas horas y horas fijando tu atención a una pantalla...

En fin, que darse un respiro está muy bien... sobretodo para revisitar series, anda que vaya justificación me he montado para abandonar un rato los deberes!

Saludos!



8
De: Anónimo Fecha: 2008-08-26 17:12

Creo que me acuerdo perfectamente de esa escena.

Era esa en la que todo era un párrafo entero, gigantesco, sin puntos, sólo comas y acción frenética, para no dejar espacios al tiempo y que se sintiera todo en un instante, ¿no? Porque me pareció genial la técnica para ese dibujo de la novela en particular. Y creo



9
De: Darthz Fecha: 2008-08-26 17:14

... que es algo difícil de lograr, al menos de manera racional y pausada. Porque era eso, visceral y momentáneo.

(was me)



10
De: RM Fecha: 2008-08-26 17:18

Esa era, sí.



11
De: Francisco. Fecha: 2008-08-27 12:19

A mi, cuando estudiaba la carrera (matemáticas) me pasaba algo parecido a la hora de hacer problemas. A veces algún problema salía tras arduas horas de darle vueltas, y otras veces, sin haber hecho nada relacionado con el estudio en todo el día, me sentaba delante de la hoja antes de acostarme, y los ejercicios salían como churros (algunos incluso bien xD).

Como dice Ben, yo creo que la mente está trabajando bajo cuerda todo el día en lo mismo, y eso se nota luego. Porque de las paranoias de soñar con los apuntes y despertarse sabiendo la solución del ejercicio que ayer no salía mejor no hablar, que me acuerdo y me doy hasta miedo...



12
De: josem76 Fecha: 2008-08-27 13:57

"Como dice Ben, yo creo que la mente está trabajando bajo cuerda todo el día en lo mismo, y eso se nota luego. Porque de las paranoias de soñar con los apuntes y despertarse sabiendo la solución del ejercicio que ayer no salía mejor no hablar, que me acuerdo y me doy hasta miedo..."

A mi me pasaba eso cuando programaba. Estaba delante del ordenador hasta muy tarde sin dar con la solucion y me acostaba por agotamiento. A la mañana, me levanté de un salto aun con las legañas pegada y me puse delante del ordenador. En pocos minutos tenia resuelto el escollo... ;)



13
De: anguloagudus Fecha: 2008-08-27 20:00

Por si te sirve de algo, incluso en mi trabajo como funcionario me pasa algo parecido. La parte de mi trabajo que requiere capacidad imaginativa, aunque no os lo creais si que la hay, solo me sale bajo presión. Ya los compañeros me conocen y esperan que llegue ese momento. Y puedo asegurar que las decisiones tomadas en esas condiciones no son equivocadas, en todo caso mas arriesgadas.