Nathan Fillion es uno de los mejores actores que ha dado la joven industria del cine. Y además, por si no lo saben, simula la forma de recibir golpes de nuestro amigo Indy, digo, Harrison Ford.
Firefly se puso a horarios de madrugada, a los mismos tiempos que echaban partidos de baloncesto en los que la mayoría de la gente tenía posados los ojos, además de no seguir el orden lógico de la serie. Es decir, un día ponían el 2 y otro el trece. Porque me sale de los cojones. Y así, claro, va a tener éxito su madre.
Pero por suerte, tenemos una de las mejores series que ha dado vida el mundo de la televisión, por manos de un genio que muchos admiramos como es Joss Whedon. Y se agradece. Nos queda su revisionado, al menos a mí, una y otra y otra vez...
Y la añoranza.
Y Serenity, sin doblajes, gana UN MONTÓN. Como todo. Cada vez me da más asco la industria del doblaje, porque cuando uno de verdad escucha y entiende el original y comprende dónde está la esencia, en la mayoría de las veces, siente algo de asco por esos burlos símiles posmodernos.
Estos días, en mi admiración por Nathan, me he dispuesto a ver muchas de las otras películas en las que se ha visto involucrado, alguna con mejor fama que otra. Por ejemplo, la humillada White Noise. Que mola, pero se pierde quizá muchas veces y no sabe aguantar el ritmo. De todos modos, no me parece tan MALA como la ponen por muchos lugares.
Y qué me dicen de Slither... No sé si la han visto. Pero disfruté como un jodido cerdo viéndola. Serie B, terror, gore, humor, comentarios ingeniosos y no tan ingeniosos. Absurdo pero que se disfruta. Una mezcla envidiable. Una historia simple y ya recurrida, pero con claros guiños a los amantes del cine ochentero. Vaya, que no hay que perdersela.
Y Nathan es escritor, también. Creo que anda ahora preparando una serie... él mismo. Va a dar el salto. Porque hasta ahora no hizo nada like writer and director, me da a mí, aunque haya escrito muchos guiones y colaborado en capítulos de otras series.
Bueno, ya pueden dejar de leer.
|