Ya saben ustedes lo que era el toque Lubitsch. Me lo encuentro hoy mismo, en la revisitación de En busca del Arca Perdida (donde, por cierto, advierto por primera vez que el maldito mono traidor es hembra): Indy está escondido en el barco Bantu Wind (que transporta, recordemos, un cargamento de esclavos), los nazis y Bellocq se llevan a Marion. El arqueólogo francés, que es un caballero (por decir algo) corre al rescate de la dama y le coloca su chaqueta blanca sobre los hombros, enfrentándose de paso a Dietrich y diciendo que él cuidará de ella.
Luego viene el chiste-misterio de Indy y el submarino, y la llegada a la isla. Vemos cómo desembarcan, y Marion ya no lleva la chaqueta blanca sobre los hombros: llena una manta. Bellocq viene detrás, de punta en blanco, con la chaqueta puesta. Se paran los dos un momento, y se miran con gesto de absoluto odio. Luego, siguen de largo.
Genial manera de contar qué ha pasado en esas horas en el submarino, y cómo René se ha encontrado con la horma de su zapato.
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