Lo he leído en varios sitios antes, da fe de ello Manuel Caldas en su libro y hace unos días, en su indispensable Comics en extinción, nos lo recordaba el amigo Anguloagudus. El estilo de trabajo de Hal Foster. No de cómo se pasaba las horas y las horas dibujando, que también, sino de su forma de abordar la historia.
Y, sinceramente, no me la creo. Me suena a propaganda del Kings Feature Syndicate. Quizá por un intento de darle una pátina de cultismo literario al trabajo del dibujante, como si hiciera falta, se nos cuenta que, en el proceso de guión, Foster escribía cada página como si fuera una novela, empleando varias páginas que luego reducía a un tercio para encajarlas en sus viñetas, completando así el bloque literario de cada plancha.
Y, perdonen ustedes, sigo sin creérmelo, porque nadie trabaja de esa manera, invirtiendo tiempo y esfuerzo en unos textos que luego va a tirar por la borda, con lo que eso cansa y lo que eso quema. Acepto, quizás, que en los primeros pasos dubitativos del proceso, en los primeros tiempos de Prince Valiant, inseguro y bisoño, Foster necesitara un guión más largo (aunque no necesariamente literario), pero estoy seguro de que, en seguida, cambiaría a escribir justo lo que cada historia y cada plancha necesitaban, ni una letra más. Hacerlo tal como lo publicitan ralentizaría demasiado el proceso, e insisto en que me parece una pérdida de tiempo, quizá una maniobra publicitaria de la KFS en la época en que se novelizaron los cómics, como si el proceso de trabajo hubiera ido de lo literario a lo dibujado y luego a lo literario nuevamente (aunque sabemos que esas novelizaciones no son, claro, de Foster, como no fueron de Raymond las novelas de Flash Gordon). No sé, en cualquier caso, si se conservan muestras de los guiones.
Lo mismo para el proceso del dibujo. Se nos muestra siempre la viñeta donde Val conversa con el jefe indio, y en los bocetos vemos cómo Foster parte de unos esquemas generales donde hasta llega a dibujar primero los huesos antes de poner encima la piel y los rasgos. O sea, seguro que nos encontramos ante unas viñetas de muestra para explicar la interiorización de la anatomía y las proporciones, no de un estilo de trabajo diario. Sería absurdo, e imposible, y la maestría sobrenatural de Foster difícilmente necesitaría ese paso a paso.
Y, sí, Prince Valiant se publicaba a razón de una página por semana, y Foster vivió más o menos encadenado a su mesa de trabajo toda su vida, hasta que tuvo que recurrir a ayudantes, en la familia y fuera de ella. Pero nuevamente su capacidad para el dibujo, y la soltura que ahora vemos en sus páginas de la mano de Manuel Caldas, nos indican que los trazos son de pincel, y mucho menos precisos y puntillosos de lo que nos hacía creer la reproducción, reducida de tamaño, coloreada y en ocasiones emborronada. Es evidente que para dibujar una viñeta-primer plano ni siquiera Foster necesita un día de trabajo. Y recordemos, como me comentaba Carlos Pacheco hace tiempo, lo que sucede cuando dibujamos en un globo hinchado, y cómo se ve mejor una vez el globo está vacío. Foster, de haberse dedicado los siete días de la semana al dibujo, no habría ejercido de cazador y pescador, como tanto le gustaba, ni habría recorrido medio mundo para inspirarse en los paisajes que luego iba a recorrer su personaje (aunque sí, es cierto, de vez en cuando recurría a reimprimir historias cuando Val contaba sus andanzas a sus hijos o sus biógrafos). Seguro que tampoco dibujaba perfectamente trajeado y encorbatado como vemos en las fotos.
Recordemos también que un dibujante de la escuela realista de Foster, cuya admiración hacia el maestro el propio Anguloagudus nos ha mostrado varias veces en su blog, Víctor de la Fuente, dibujó en Lucca o Angouleme, hace unos años, todo un caballo (lo más difícil de dibujar, según dicen los expertos), de un tirón, sin boceto previo... y empezando nada menos que por la cola.
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