Me disculpan ustedes que vaya contracorriente de todo el mundo, pero a mí me ha gustado "Soy leyenda". Cierto, no es una película que vaya a pasar a la historia del cine. Cierto, se parece tanto al libro como un huevo a una enchilada. ¿Pero qué más da? El libro seguirá estando ahí, la reflexión final de quienes conocemos el libro también, y esta película contiene algunas de las imágenes más poderosas que ha dado el cine en mucho tiempo.
Vayamos por partes, y repitamos lo de siempre: son dos medios distintos, cine y literatura. Y lo que funciona en un medio no tiene por qué encajar a la perfección en otro. Las adaptaciones literales sólo producen ladrillos aburridos, y tal como está el patio del público cinematográfico hoy en día, tampoco pidamos peras al olmo. No nacen Stevens Spielbergs ni Johns Fords de debajo de las piedras. Tampoco el noventa por ciento del espectador del mundo mundial ha escuchado hablar siquiera de la excelente novela del gran Richard Matheson.
Dicho lo cual, y a pesar del título, la película no engaña en sus créditos: basada en el guión de John William Corrington y Joyce Hooper Corrington, se nos dice, aclarando antes de citar a Matheson que lo que se nos ofrece no es una adaptación del libro, sino un remake de una película previa, otra adaptación espúrea de la novela, la segunda, protagonizada por Charlton Heston en 1971, Omega Man, que aquí se llamó El último hombre vivo. La primera, El último hombre sobre la Tierra la protagonizó Vincent Price y el propio Richard Matheson, autor de parte del guión, al final acabó firmando con seudónimo.
Gran parte de cuanto se desvía del libro (Neville como científico militar, el sacrificio de sangre final, etc etc etc) está sacado de la película anterior, no de la novela. Reconociendo la deuda que el cine de zombis tiene con el libro (parece más que clara la influencia de la novela con La noche de los muertos vivientes de Romero), aquí los vampiros remiten a los zombis que todos hemos visto resurgir una vez más en pelis recientes tipo 28 días después.
Cierto, se echa de menos que los "buscadores de sombra" hablen, aunque queda claro en un par de escenas que se comunican y que son inteligentes y se reorganizan: el macho alfa de la colmena es capaz de devolver a Neville su trampa con el coche, lo que demuestra su capacidad de razonamiento.
La película, decía, tiene algunas de las imágenes más potentes que se han visto en los últimos tiempos en el cine: ese Nueva York desierto, Times Square venido a nada, los puentes cortados, la soledad absoluta de una sociedad que se ha ido a pique. No parece, como en otras pelis recientes (o la misma película de Charlton Heston) que esté rodada al amanecer o en los fines de semana en centros comerciales donde no hay nadie.
Will Smith carga prácticamente él solo, y carga bien, con el peso de la película, eficazmente auxiliado por la perra Sam, con cuya muerte, cierto es también, la historia baja mucho de categoría. Es de agradecer que por fin su voz (creo que sigue siendo el mismo doblaje) haya adquirido el tono más grave que la carrera de Smith viene demandando hace algunos títulos.
La película es corta y se hace corta, quizá porque en efecto no tiene mucho más que contar más allá de la soledad de Neville, su locura gradual, el saberse solo y perdido en un mundo de día que roba como puede alimentos a la noche. Hay dos escenas que impactan: Neville durmiendo solo, ametrallado, en la bañera vacía, remedo de ataúd para el monstruo que él es; y los vampiros-zombis durmiendo de pie, todos juntos, en piña. Interesante es también la cantidad de información que nos dan los periódicos colgados de las paredes, las notas, las fotos.
El último tercio pierde fuelle. Ser fiel a los parámetros del cine catástrofe o el cine de muertos vivientes es lo que tiene. Justo cuando Neville empieza a matar buscadores de sombra más allá de su investigación, y cuando tendríamos que haber visto más escenas de caza y captura, la película acelera, introduce a la sobrina de Sonia Braga y al niño mudo y todo se precipita. De manera muy poco espectacular, muy lejos de aquella muerte gloriosa que el otro Neville cinematográfico, Charlton Heston, tuvo entre surtidores de sangre y agua.
Comentarios (77)
Categorías: Cine