"También andaban por allí, según pudimos saber, en principio, por el saludo que Sabina les dirigió desde el escenario, diversas figuras de la cultura, relacionadas con él, tales como las de los poetas Ángel González, Benjamín Prado y Luis García Montero, los escritores Almudena Grandes y el gaditano Felipe Benítez Reyes (último Premio Nadal por su novela "Mercado de espejismos"), o el presentador de televisión, y más concretamente del programa sobre literatura "Estravagario" (con sintonía, dicho sea de paso, de Sabina), Javier Rioyo. Y digo que supimos que andaban por allí, en principio, por el saludo que Sabina les dirigió, porque después del concierto, y en la venta de carretera en la que nos paramos para tomar algo, de vuelta a casa, nos los encontramos de frente, con lo que esta noche compartí barra mugrienta y camionera, ya ven ustedes qué cosas, con lo más granado de la cultura patria.
Eso sí, tampoco es que el conjunto resultara demasiado impresionante, entre el desastrado aspecto de algunos (con lo arregladitos y lo repeinados que se ponen después, oigan, cuando los entrevistan en la tele, y hace un rato parecían recién levantados, con sus vaqueros gastados, su camiseta vieja, y sus pelos despeinados), lo frágil del más anciano de todos ellos, el señor Ángel González, un tipo delgadísimo, de cara chupadita chupadita, y con barba blanca, que parece que vaya a caerse a cada momento de pura debilidad, algo tembliqueante, y con cara de no enterarse demasiado de nada, el pobre, y los gestos y la actitud de la señora Grandes, que tiene pinta de ser lo más grosero, basto y ordinario del globo, la tía, aunque lo mismo luego es la mar de maja, vaya usted a saber."
De la crónica sobre el concierto de la gira conjunta de Serrat y Sabina, "Dos pájaros de un tiro", al que asistí, este verano, en Algeciras, y que ya colgué por aquí, en su día.
No es que sea una aportación especialmente brillante al obituario del buen hombre, lo sé, pero tampoco todo el mundo puede presumir, supongo, de haberse cruzado, a la salida del servicio, con uno de los mejores y mayores poetas de nuestra historia reciente, y hasta de nuestra historia, así, a secas, y en general, según afirman los entendidos en la materia. Una anécdota que demuestra, además, y resulta un consuelo saberlo, que hasta los poetas mean.
Por otro lado, su aspecto, como verán, ya dejaba entrever que si bien el hombre todavía conservaba su lucidez mental, a buen seguro, en lo físico ya habia iniciado, desafortunadamente, la cuesta abajo.
Sea como sea, y en cualquier caso, descanse en paz.
Un saludo.
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