Ya pueden ponerle salas, ampliaciones, tapar las goteras, intercambiarse los cuadros como si fueran cromos de la liga de fútbol con otras pinacotecas, y partírseles la retaguardia cada vez que aparece un político extranjero o un actor famoso para darse por allí una vuelta, que como no cuiden la cantera se van a quedar para vestir santos, una reliquia rellena de otras reliquias. Al Museo del Prado me refiero.

Sigue sin ser de recibo que el sitio donde los españoles tenemos el referente del patrimonio pictórico e histórico de lo que somos trate de tan mala manera precisamente a quienes son herederos de ese patrimonio. O sea, a los estudiantes de enseñanzas medias (ni me atrevo a imaginar cómo deben de tratar a los de primaria). Usted puede entrar por allí como Pedro por su casa, en sandalias y calcetines blancos, con camisas hawaianas, clonado con otros cien o doscientos compatriotas de su raza, con bermudas y rastas, pero no se le ocurra entrar con un grupito de estudiantes, porque entonces hará que salten todas las alarmas y los tratarán como a un puñado de delincuentes.

Uno no quiere ser mal pensado, pero lo mismo es porque los grupos de escolares no pagan la entrada, y ya sabemos que la pela es la pela. Pero es de vergüenza, para empezar, que tengan allí a cien estudiantes aguantando el chaparrón para entrar (los grupos acceden por otro lado), y que, estando la entrada vacía, les importe un caneco quién se moja o quién se acatarra. Y para continuar, sigue siendo de vergüenza que te permitan pasar con los paraguas (ya habíamos advertido que dejaran las mochilas en el autobús), a todos-todos los chavales, menos a una. Por jorobar, imagino. Pero lo que ya es el colmo del disparate es cómo te trata la Gestapo del lugar, o sea, los vigilantes, que para conseguir la plaza deben de haber aprobado un psicotécnico más o menos similar al de alguna franquicia de hamburguesas, y que mucho uniforme y mucho walkie-talkie (dale a un tonto un uniforme y se creerá que es Dios), pero de educación, de respeto y de modales, más bien ninguno.

Para los vigilantes de nuestro Museo del Prado (porque, en teoría, es “nuestro”), un grupo de veinticinco personas es poco más o menos que un rebaño de vacas o una kale borroca fuera de sitio (siempre y cuando no seas japonés, conste en acta). No intente usted decirles que vale, que comprende que no puede pasar a una sala porque está llena y espera a que quede libre, pues le amenazarán con negarle la entrada al resto el museo. Ni intente usted explicarles que, por la propia estructura del museo, es virtualmente imposible que los grupos de veinticinco estudiantes más el sufrido profesor no se vayan a cruzar en algún momento entre sala y sala. Por supuesto, para estos lumbreras del patrimonio nazional los grupos de veinticinco tienen que ir todos juntitos, como haces de espárragos: ay del que se separe un segundo para contemplar con más detalle un cuadro. Y no explique usted, que no tiene papeles para eso. Y circule y no levante la voz (aunque los del uniforme sí que pueden). Y no use el móvil, que estropea no sé qué sistemas de seguridad, y que nadie se siente a contemplar Las Lanzas.

Treblinka tuvo que tener allí de guardián a algún pariente de una de estas señoras (más las señoras que los señores, por cierto) que uno imagina perfectamente salvando almas de negritos por cojones y luciendo camisas oscuras en otros tiempos y quizá en otros países. Por lo visto, entre las habilidades necesarias para trabajar en ese templo de la cultura (insisto: de “nuestra” cultura), no priva la amabilidad, ni la simpatía, ni el don de gentes. Y sí, por cierto, el racismo del centro hacia la periferia: hacía tanto tiempo que uno no escuchaba por boca de nadie aquello de “andaluces tenían que ser” que de verdad que me sentí retrotraído hacia otra época.

Pues sigan así, señoras y señores asalariados del Prado, y con su pan se lo coman. Al paso que van, serán cada vez menos los colegios que los visitarán, habiendo como hay recorridos virtuales sin moverte de casa y disponiendo de medios técnicos que permiten explicar sus tesoros (que son “nuestros” tesoros) sin ser tratado como un delincuente por el simple hecho de querer disfrutar de un cuadro. Pero, ojo, que así perderemos todos. Ustedes y nosotros. Nuestra cultura y nuestra historia.

Lo mismo tendrían que aprender del trato primoroso, educado y simpático del Museo Arqueológico de allí mismo, de Madrid. Y eso que, éste sí, estaba lleno de niños pequeños alborotando, dibujando, admirando y riendo. O sea, aprendiendo y disfrutando.

(Publicado en La Voz de Cádiz el 26-11-07)

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Comentarios

1
De: Jose Joaquin Fecha: 2007-11-27 08:18

Es que la cultura ahora es un negocio más. Ysi no pagáis, pues deprisa y corriendo. Y si no volvéis, pensará el lumbreras de turno, pues mejor. Que el arte hay que pagarlo a la entrada, no sólo con impuestos.



2
De: George Bailey Fecha: 2007-11-27 09:40

La cultura siempre ha sido negocio. ¿Qué otra cosa si no? Creo que usted se refiere a la kultura. Esa si es gratis. Bueno, gratis para los que la disfrutan, claro. Otros la pagan por ellos.

El problema de El Prado es, evidentemente, que no saben llevar el negocio. Porque en España, El Prado no es un negocio ni un museo (que en el fondo es lo mismo) sino un ministerio más.

Y los estudiantes ni votan ni dejan divisas.



3
De: Jaberwockian rhapsody Fecha: 2007-11-27 09:57

¿Pusistéis alguna reclamación de algún tipo? Porque es para ponerla si os trataron así.



4
De: Iván Fecha: 2007-11-27 09:59

Perez-Reverte ha escrito un par de artículos bastante afines sobre el museo del Prado.

http://www.capitanalatriste.com/escritor.html?s=patentescorso/pc_28nov04



5
De: Jaberwockian rhapsody Fecha: 2007-11-27 10:01

De todas formas es mejor ir al Reina Sofía, que pilla más cerca del hotel



6
De: RM Fecha: 2007-11-27 10:05

¿De qué hotel, si estábamos en Fuenlabrada?



7
De: Mario Moreno Cortina Fecha: 2007-11-27 10:20

Yo, desde que pusieron los museos españoles de pago, me niego a entrar. Y ya ha pasado tiempo. Coño, que British es "by the patilla".

De cualquier forma, el maltrato al personal es igual en casi todas las instancias del Estado.



8
De: Wolf Fecha: 2007-11-27 10:35

El Prado es para turistas, los jovenes no hacen mas que enredar...
Tu lo has dicho: en lugar de un arte vivo apreciado e interpretado por sucesivas generaciones el Prado se va a convertir en una reliquia, un monumento lleno de monumentos al que se acude con sentido ritual.



9
De: Antoine Fecha: 2007-11-27 11:13

Teniendo en cuenta que hoy en día los adolescentes son el enemigo público número 1, no me extraña que os traten así.



10
De: fnaranjo Fecha: 2007-11-27 12:08

Hombre... tampoco exageremos. Que el British es por la patilla, sí... pero las expos se pagan aparte, y no barato. (Por no hablar de otros museos europeos... bastante más caros, en general.)

Normas de grupos (como las demás normas): impuestas desde la dirección del museo. La gente del uniforme se limita a hacerlas cumplir en la medida de lo posible. (Paraguas, por un poner: pasan los cortos, se dejan en consigna los largos.) Y sí, una de las normas es la de ir agrupados. Sin dispersiones. No es cosa de considerar a nadie enemigo público o terrorista potencial: es que los chavales tienden a escaquearse (su sacrosanto derecho... y hasta deber, diría yo) y, una vez fuera del control inmediato de quien los acompaña, tienden a hacer ruido (y hablo de ruido ruido, a ver si nos entendemos: una sala en la que hay diez corrillos incontrolados de adolescentes en celo es lo más parecido a una permanente bronca que uno puede encontrarse... y hay en el museo más gente, más visitantes, que a lo mejor se sienten incómodos o molestos por la bulla...). Lo de los modales y demás... no opino, que de todo hay allí, como en todas partes. Puedo dar la cara por la gente que yo trato y conozco, y lo último que los llamaría es groseros o maleducados. Pero quien haya estado de cara al público alguna vez en su vida, quien haya trabajado enfrente de un tornado de gente día sí y día también, sabrá también que no siempre se puede tener la sonrisa en la recámara.

Otra cosa es el posible modelo de museo que cada uno quiera o defienda. (Y la dirección del Prado está planteando, y seguro que se habrá dado usted cuenta si se ha paseado por la ampliación estos días, el museo como centro comercial y no como lugar de aprendizaje, lamentablemente, pero eso sería otra discusión más larga.)

Y que no me hablen del señor Reverte, que de su texto ya hablé en su momento en mi casa: la señorita indignada era su señora hija, detalle que se olvida de mencionar, y las normas para entrar, pagar o no pagar, están para cumplirlas, no para que las hijas de los famositos (o los propios famositos, por prepotentes que sean y se muestren) se las pasen por ahí mismo...

Lamento mucho que se haya usted llevado mal sabor de boca, pero desde el otro lado del walki le digo: un grupo de chavales no molesta, cien al día son un caos intolerable. (Y los japoneses, por contra, no dan ni chispita de guerra... si me permite la broma.)

Un saludo.



11
De: RM Fecha: 2007-11-27 12:12

¿Pero nada más poner el pie en el museo, don Francisco? ¿Culpables antes de haber cometido ningún delito?



12
De: De la Guarda Fecha: 2007-11-27 12:56

¿Pero nada más poner el pie en el museo, don Francisco? ¿Culpables antes de haber cometido ningún delito?

¿Te extraña? ¿No pagamos un canon por un vulgar CD o por un costoso equipo de reproduccíón a la SGAE, piratees o no? De antemano te consideran un delincuente, sí.

Así están las cosas. Es decir, desaniman a cualquiera a impartir cultura a los chavales. Tal vez para algunos alumnos visitar un museo sea un muermo, pero para otros seguro que resulta ser una experiencia gratificante, y éstos no deben pagar el pato ni ser tratados como indeseables.

Oye, ¿lo se la zeta tiene algún doble o triple significado? :)



13
De: Ozy Fecha: 2007-11-27 15:16

A 10...fnaranjo

Cito: "...Pero quien haya estado de cara al público alguna vez en su vida, quien haya trabajado enfrente de un tornado de gente día sí y día también, sabrá también que no siempre se puede tener la sonrisa en la recámara."

Sí, debe, tiene que y puede. Si no, dedíquese a otra profesión donde no haya trato con otros seres humanos.

Cito: "...un grupo de chavales no molesta, cien al día son un caos intolerable."

Tolerar: Sufrir, llevar con paciencia.
Intolerable: Que no se puede llevar con paciencia.

Usted debe, tiene que y puede llevar con paciencia y mimo su trabajo en su trato con el público, en caso contrario véase el apartado de dedicarse a otra profesión.

Con respecto al comentario "andaluces tenían que ser"... no puedo comentar mucho, ya que falta la segunda parte de la frase y para mí no está implícita... falta un... "andaluces tenían que ser, ruidosos", o catetos, o sucios, o feos. Como eso no está y no sé cómo completar la frase, hasta aquí puedo leer.



14
De: JM Fecha: 2007-11-27 20:06

Rafa tu si que eres un idolo naCional



15
De: Jaberwockian rhapsody Fecha: 2007-11-27 21:48

¿En Fuenlabrada? Con lo cerquita que lo cogisteis nuestro año, que era caerse de la cama y tirar un cuadro del Reina Sofía, y el Dunkin' Donuts también pegao.



16
De: fnaranjo Fecha: 2007-11-28 00:02

Al amigo Ozy:

hablas de dedicarse a otra profesión que no implique trato con seres humanos... pero no, no es el trato con seres humanos de lo que hablo, sino con masas, con multitudes de seres humanos. Y no es lo mismo.

He dicho muchas veces que, de mi profesión, lo mejor es la gente (el público); y lo peor es, precisamente, la gente (el público).

Y, lo siento, pero diez niños tumbados en la sala de las meninas dibujando es una imagen entrañable y que mola. Cien chavales sentados en el suelo en grupitos y de charla en la misma sala... como que es un caos que el resto de visitantes no merece.



17
De: fnaranjo Fecha: 2007-11-28 00:16

Y no sé con exactitud qué ocurrió o no, Rafa. Pero te puedo contar que no, no se considera a la gente delincuente antes de entrar. Ni siquiera si son adolescentes y vienen en grupo. (Aunque las normas actuales así lo puedan hacer creer.) Pero entiende que la gente que está en las salas no se las ve con un grupo de chavales al día, sino con cien. Y entiende que hay muchos (sí, muchos) que son todo menos racionales en su comportamiento. Que la leyenda de los grupos de adolescentes franceses está a la altura de la de Atila. (Y no es leyenda, sino realidad.) Que el domingo encontraron debajo de un banco, en la sala de las majas de Goya, una jeringa. Sin usar, pero con su aguja. Y esta mañana, en la sala de las Meninas, un cuter afilado ahí mismo, en el suelo. Que yo he visto a gente que se saca el bocata delante del cuadro de las lanzas, y he visto a gente que me echó en cara que les llamara la atención al niño... porque había tocado un cuadro. Un Ribera. Con las dos manos. El niño se asustó cuando le dije que no se acercara, la preocupación del padre es si no le habría yo pegado... Y he visto a una adolescente perfectamente estudiosa que apoyó el cuaderno, para tomar sus apuntes, ¡en un lienzo de Rubens! Tal cual.

Que no. Que sí, que no se puede tratar a todo el mundo por igual... pero que la política del museo es de masificar, y la gente que está a pie de sala tiene las muy pocas armas que tenía hace diez años para enfrentarse a esa masificación: buena voluntad y a ver qué puedo hacer. Bien poco, sí.

Bueno, y paciencia. Que no dura toda la vida.

Pero entiendo que sí, que visto desde fuera la cosa puede percibirse como poco... acogedora. Hasta el cretino de nuestro querido actual director lo ha dicho en público: tenemos fama, los del Prado, de antipáticos. Pero es que no dejamos que nadie se acerque a los cuadros... ni dejamos que los niños jueguen en las salas.

Y eso.



18
De: Jose Joaquin Fecha: 2007-11-28 13:14

Yo me he llevado 5 meses trabajando de cara al público, aguantando tonterías unas veces y tratando a gente estupenda otras.

Y al menos, en mi experiencia (y en lo que he visto en mis compañeros más veteranos), una sonrisa y un buen tono de voz es muchísimo mejor que poner cara de sieso y gastare malos modos.

Y sí, siempre hay un gilipollas que se queja por lo que sea. Y sí, siempre tienes ganas de darle un guantazo a algún capullo. Pero son excepciones, y por lo general uno comprueba que la gente es más simpática cuando, en lugar de una mala cara, les dedicas buenas maneras y unos minutos.



19
De: Alberich el Negro Fecha: 2007-11-28 21:52

Estoy con Fnaranjo cuando habla de los grupos (que son bastante molestos, todo sea dicho), aunque reconozco, como dice RM, que los modales de algunos vigilantes del nuevo Prado podrían ser francamente mejorables. Y lo digo porque la experiencia la tengo bien recientita. Ayer mismo (día 27 de noviembre) acudí con mi mujer a ver la exposición de "El siglo XIX en el Prado" y la simple entrada al edificio (con esa especie de terminal de aeropuertos que han construido) se ha convertido en una experiencia muy incómoda y desagradable (merced a los vigilantes jurados, que tratan a los visitantes un poco como a borregos). Porque una cosa es que debamos quitarnos el reloj (como me ocurrió a mí), el abrigo con botones metálicos, el cinturón, el puente dental, etc. cuando suenan los detectores (a uno que iba delante de nosotros casi lo dejaron en pelota picada) y otra bien distinta es que te obliguen a hacerlo con malos modos, en lugar de pedirte las cosas educadamente. He de añadir también que la experiencia negativa fue sólo con esa especie de “Rambos” que son algunos vigilantes jurados, porque el personal encargado de controlar las salas era amable y discreto en términos generales. Claro, que eramos dos personas solas, y no un grupo de adolescentes más o menos “asilvestrados”.

Vivo en Madrid y soy asiduo visitante de los museos y he de confirmar, como hace notar RM, que la diferencia con el Museo Arqueológico Nacional es considerable en este terreno. La explicación puede ser la siguiente: mientras que el Prado es como la "superestrellita" de los museos madrileños, el Arqueológico ha sido siempre una entidad muy olvidada por el público y maltratada desde las instancias oficiales. En cierto momento, incluso, uno de sus directores —Martín Almagro Gorbea— llegó a manifestar que se hallaba en “quiebra técnica” (hacia el año 98). Quizá por eso, sus directivos han decidido poner en práctica una exquisita política de trato al visitante que es manifiesta para quien se pase por él. Tuve la ocasión de comprobarlo el pasado jueves 22 cuando fui a ver la exposición temática sobre los etruscos que se presenta actualmente en dicho museo.

En cuanto al manido tópico que esgrime Mario Moreno Cortina —relativo al mal trato generalizado que se le da a los administrados—, decir que es eso, un simple tópico que no puede sostenerse en pie. Que hay gente maleducada en la Administración es algo innegable, como también la hay en otros muchos lugares. Sin embargo, es un hecho constatable que la mayoría de quienes trabajan en la Función Pública suele dar un trato bastante bueno a la gente. Y os aseguro que hay cada plasta…

Saludos desde el Nibelheim.



20
De: Marcos Fecha: 2007-11-30 11:40

He sido vigilante de seguridad durante cuatro años y a veces me he avergonzado con el trato que algunos de mis compañeros dan al público. Si el señor Marín dice que los del Museo del Prado son maleducados debería conocer a algún representante de la fauna que vigila el Metro de Madrid: verdaderos matones asalariados. No todos, por supuesto. Yo mismo he trabajado en Metro esporádicamente y siempre he procurado tener hacia el público un trato exquisito. Pero esta actitud, que es la que cabría esperar de los profesionales de la seguridad privada, no se da en demasiadas ocasiones. Siento que un profesor de Cádiz y sus alumnos se hayan sentido maltratados por algunos de mis antiguos compañeros de oficio en un lugar que debería ser templo del respeto y la cortesía al igual que lo es de la cultura y del arte.

Aprovecho también para saludar al autor de "Mundo de dioses", novela que leí hace algunos años y que me gustó mucho. Disfruté especialmente con los guiños a los lectores de cómics que contiene, porque uno también leyó la Patrulla X en su día. Y felicidades por la bitácora, que leo de vez en cuando desde que me topé con ella buscando enlaces que hablasen sobre Buffy Cazavampiros.