Lo mismo es que nos ataca el sarampión del revisionismo histórico, o que el verano se nos ha echado encima y el monstruo del Lago Ness y Paris Hilton están ya muy vistos, o que más vale echar la vista atrás para entretenernos con el cuello vuelto hacia otro sitio y no acongojarnos con la que se nos pueda venir encima en el futuro, pero este año, de todas-todas, es un año de aniversarios.

Ya hemos hablado de la Transición, y ahora resulta que se conmemoran también los cincuenta añitos del SEAT 600. O sea, ese coche feo pero entrañable que puso en la carretera a los españoles que empezaban a asomarse a la modernidad, el seíta que fue anuncio de otros coches por venir que tenían mucho más glamour pero que sin embargo no han quedado entronizados como símbolo de una época. El seiscientos es, como bien llegó a contarnos el compa Téllez, la memoria del subdesarrollo, el primer paso hacia la integración industrial, quizás incluso el vehículo auténticamente democrático e interclasista de nuestra sociedad: lo tenían los famosos y los curritos, aparecía en toda peli ye-ye que se preciara, es elemento indispensable ahora cuando se pretende llevar a la pantalla una historia de esa época, y en la memoria de unos cuantos queda como puerta a libertades, puente de excursiones, incluso sustituto de tálamos (y eso que uno los ve ahora y no imagina cómo). En aquellos tiempos de carreteras perpetuamente en obras, satirizadas incluso en Astérix en Hispania, con los seítas repletos de personas (¿cuántas cabían dentro, once, quince?), fue la primera gran trampa de nuestros padres, antes de que llegaran los chalecitos y, después, la carrera por el estatus en la que todavía estamos metidos.

Lo cual nos lleva al segundo aniversario. Cuarenta años ya, aunque en España tardó otros cinco, desde que un banco inglés instaurara los primeros cajeros automáticos. Ahí es nada: el primer aldabonazo de que la comodidad de la mayoría pasa por que una minoría sea sustituida por las máquinas. Lo que ahorramos en tiempo de colas lo invertimos en cabreos cuando nos chupa la tarjeta, y no me digan que es lo mismo maldecir un software que patear un hardware. Empezaron por ahí, y las comodidades de cuentas naranjas y demás contables invisibles de nuestros ahorros nos avisa de que el mundo está en manos de corporaciones sin rostro donde sólo somos un número, no una memoria y una vivencia. Échense ustedes a temblar si de aquí a unas décadas tenemos que pedir un préstamo en uno de esos confesionarios post-modernos que todavía nos va a hacer menos caso que un señor con corbata.

Y ahí entra el tercer aniversario, y no se crean ustedes que a lo mejor no tiene nada que ver. Hace ahora veinticinco años que Ridley Scott llevó al cine una adaptación muy sui generis de una novela del gran paranoico (o el gran lúcido) de la sociedad post-industrial, Philip K. Dick. La película se llamó Blade Runner y se convirtió en un gran poema visual sobre la alienación, la sociedad, la lucha del hombre que quizá no sabe que es máquina contra las máquinas y las corporaciones (esas mismas corporaciones que hoy dicen que manejan gobiernos y convierten en cifras a sus usuarios, descabalgándolos del marchamo de clientes). Y todo ello en una ciudad de neones y miserias, con etnias rebujadas y la violencia a flor de calle. Los grandes visionarios tienen la ventaja y el defecto de que se convierten en voceros del futuro, y entre el Gran Hermano orwelliano y los grandes carteles animados de esta película podemos decir que se esbozó un futuro que cada vez le pisa más el cuello a nuestro presente.

Mi generación aprendió a desdeñar el SEAT 600 porque nos parecían mucho más molones los Minis, quizá por influencia de los robos cinematográficos de Michael Caine y su cuadrilla. Lo que no sabíamos era que entre el tesoro familiar del viejo seíta y el auto volador de Blade Runner iban a quedar atropelladas nuestras garantías como individuos.

A veces, echar la vista atrás da algo de miedo.

(Publicado en La Voz de Cádiz el 1-07-07)

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Comentarios

1
De: Javi Gala Fecha: 2007-07-03 08:08

Y en Septiembre se re-estrena con escenas remozadas (a lo Lucas) y saldrá en DVD recopilando los 4 cortes que ha habido de la película.



2
De: Javi Gala Fecha: 2007-07-03 08:10

Ayer veía "Solo para sus ojos" (estoy en pleno maratón Bond, ahora que tengo algo de tiempo y puedo disfrutar del Maletín) y es esa España sui generis que sale... Bond conduce un cuatro latas. Genial



3
De: Vicent Fecha: 2007-07-03 09:16

En mi opinión una de las mejores, por no decir la mejor pelicula de ciencia ficción que he visto.

Además coincido en el "realismo" de sus escenas donde se describe la sociedad futura.

Gracias por el aviso del lanzamiento del DVD porque pienso comprarlo sin falta.



4
De: Antoine Fecha: 2007-07-03 10:15

De Blade Runner se han estrenado ya un montón de versiones (con el final cambiado, sin la voz en off, con el sueño del unicornio etc.)



5
De: Taly Fecha: 2007-07-03 16:14

No puedo creer que a Rafael Marín se la haya pasado por alto EL aniversario del 2007: 10 años de Buffy the Vampire Slayer.



6
De: Tehanu Fecha: 2007-07-03 16:20

No creo que se le haya pasado por alto, pero supongo que ponerlo en La Voz de Cádiz quedaría demasiado friki... xD



7
De: Taly Fecha: 2007-07-03 16:43

Jajaja, si hablás del SEAT 600 (en Arg. es Fiat 600 ^^) y de Blade Runner en el mismo articulo, que tanto más friki podría quedar incluir a Buffy? :D