Debe ser algo así como darle una mano de pintura al coche o a la casa. Lo de buscar como locos un formato para editar tebos en este país nuestro, digo (y, también, vale, en otras partes).
Hagamos un pequeño repaso. Hubo primero tebeos apaisados, copiados de los tebeos apaisados italianos. El tebeo de aventuras español de toda la vida, qué cosas. Compitió con otros tebeos apaisados aún más pequeñitos, no sé si lo saben ustedes. Y con revistas de humor tipo TBO, y más tarde con el formato humorístico Bruguera (que intentó, lo han adivinado ustedes, un formato algo mayor con Gran Pulgarcito). De eso hemos hablado por aquí en otras entradas.
Hubo luego formatos más pequeñitos, tamaño novela, aunque no tenían lomo: el formato que popularizó las historias del Sargento Gorila, o Gringo, o el Delta 99 que ahora se reedita. En ese mismo formato, pero con lomo, y hasta que un decreto oficial lo unificó todo, aparecieron los personajes ingleses de la Fleetway (Zarpa de Acero, Mytek, Kelly Ojo Mágico, Spider), y así se presentaron, remontados y en blanco y negro y con mogollón de retoques, los cómics Marvel. Son los tebeos que formaron la "generación Vértice".
Los comic-books en formato comic-book original quedaron para México y los tebeos de importación que nos llegaban de Novaro. Pero héte aquí que Novaro de pronto decide publicar sus tebeos en papel brillante (semicouché, si no entiendo mal), y en seguida, por mor de la crisis del petróleo setentera, en formato minúsculo. Pasamos del "formato Aguila" al "formato Aguilucho", si no me falla la memoria.
Los tebeos Marvel se reconvirtieron al formato revista, en blanco y negro primero y luego en color, de la mano de Vértice en sus postrimerías y de Surco, que la heredó. Llegó Forum y publicó los comic-books en color, por fin. Pero de dos en dos, a un formato algo más grande que los comic-books originales. Se perdía una portada y eso nos mosqueaba mucho. Las subidas de precio se compensaron brevemente eliminando páginas, y entonces se publicaron tebeo y medio, usando la portada eliminada como portadilla.
Poco a poco, y como Zinco editaba comic-books en formato comic-book de toda la vida, al final Forum publicó los tebeos en su tamaño normal, sin complicarse más la vida. Siguieron haciendo encaje de bolillos: que si dos tebeos originales en un número, que si uno y medio de otro título, que si uno solo, que si formato álbum con cuatro o seis tebeos, que si grapa, que si lomo, que si doce números... Todo por no perder cuota de mercado.
Empezaron a llegar los tebeos japoneses, eso que la gente llama "manga" como si fueran una cosa distinta a tebeos japoneses, lo que centraba los salones del manga antes de que éstos se reconvirtieran al anime, los karaokes, los juegos de dar pisotones musicales contra una máquina, los disfraces y la "cultura japonesa" (expresión que viste mucho más, no van ustedes a comparar). Hubo mangas que se leían al derecho y mangas que se leían al contrario (y que, por tanto, espantan a los carrozas inútiles que no se aclaran leyendo al revés). Hubo mangas en formato comic-book, en formato novelita pequeñita, en formato tapa blanda, en formato novela gorda. Los sigue habiendo.
De pronto, a Alejandro Viturtia, cuando estaba en Forum y me encargaba prologuillos, se le ocurre la gran idea: aunar restos de papel, abaratar la impresión, no comerse el coco con los fotolitos de color y, la gran jugada, imitar el formato Vértice pero sin recortes. Con dos cojones, sí señor. Si antes había un par de tebeos originales por número español y mucho retoque, ahora hay un montón de tebeos originales, sin retoques, con su lomito, las Bibliotecas Marvel: en un plisplás nos hicimos las colecciones enteras de Vengadores, X-Men, Capitán América, etcétera. Y encima me pedían prologuillos que alababan y pagaban (no, no sé cuándo ni por qué caí en desgracia).
De pronto en los EE. UU. de A. se impone el formato "Essential". O sea, lo mismo de las Bibliotecas Marvel pero en formato tebeo, en papel malísimo. Y, para explotar la gallina de los huevos de oro, a alguien se le ocurre el formato "Absolute" (ya antes había habido formatos "Prestige" y ediciones en tapa dura y ahora también empiezan los yanquis a sacar tomos de mil páginas recopilando años y años de superhéroes: el formato "Omnibus" que indica que los cómics escaneados empiezan a hacerles daño). O sea, editar tebeos a un tamaño descomunal. Los americanos, que yo recuerde, lo han hecho con Watchmen, y aquí no nos hemos quedado atrás: se ha hecho con Watchmen, se ha hecho con ese horror hippie y trasnochado que es Green Lantern/Green Arrow (sí, Juan Luis, ya sé que a tí te pone), y se va a hacer con La broma asesina, una historia bastante menor a pesar de Moore y Bolland.
Se me escapa a mí el sentido de publicar a semejante tamaño tebeos que no han sido hechos para semejante tamaño. No sé si será leyenda urbana o no, pero se decía en tiempos que a Alan Moore le gustaba más la edición de Zinco de sus Watchmen que la edición americana: porque, decía, el satinado del papel de la edición yanqui comunicaba peor lo dark and gritty de la historia, cosa que sí se veía muy bien en el tono cutrón el papel de Zinco. Verdad o mentira, ahí queda. Total, que ahora van y lo publican en formato lujoso, el tebeo como objeto de lujo, de mesa de café, que le llaman. No se les ocurra llevárselo a la cama, que se me hernian, oigan.
Se me escapa el sentido, les decía, porque esos tebeos no se han hecho para ser leídos así y me temo que sólo se consiga, al ampliarlos, dejar en evidencia sus carencias. Otra cosa es el Little Nemo, que aunque sea igual de incómodo de leer (no, no he hecho intención de llevármelo a la cama, pero reconozcan si lo tienen que no les cabe en ninguna parte), al menos nos permite ver las planchas al tamaño en que fueron reproducidas en los periódicos: el formato sábana de la prensa de hace cien años, ahí es nada.
Ahí tenemos, pues, el contrasentido de editar obras maestras de la historieta como Príncipe Valiente en un formatito minúsculo y con colores chillones y/o borrosos: al parecer, Harold Foster no se merecía un tamaño que permitiera ver bien los dibujos y va que chuta con esos tomitos "europeos" donde no se distinguía nada (y no me tiren de la lengua con la comparación con la versión en blanco y negro de Manuel Caldas que tanto les ha mosqueado, según parece). Lo mismo con Terry y los piratas, o con Rip Kirby, o con James Bond o con Modesty Blaise. Con lo sencillo que es editar las tiras a formato que se vean, ahí los tienen ustedes: cásicos sin lupa. Miedo me da cómo puedan intentar publicar el Tarzán fosteriano que anuncian para final de año: espero que no se desvíen de la edición de NBM que aquí dejó inconclusa Ediciones B.
O sea, que el mundo editor anda loco buscando un formato. Se ha intentado de frente y de perfil, imitando poco el formato integral francés, con la de material que hay inédito en ese sistema, y reintentando una y otra vez vendernos el mismo perro con collares diferentes.
Porque ese es el tema. En efecto, los cómics tendrían que estar al alcance del público lector mucho más tiempo el que están, lo hemos dicho muchas veces. Pero es que al final te das cuenta de que se compra una y otra vez el mismo tebeo, con tapa dura o con tapa blanda, en color o blanco y negro, en formato chiquitito o en formato gigantón.
Y el problema de la historieta, tal como está el mundo de hoy, no estriba en el tamaño, sino en el grosor. Lo que hay que hacer es dejar de estirar los formatos hacia arriba y hacia los lados y crear historias más largas que ocupen muchas más páginas y se integren en el mercado del libro-libro.
Qué casualidad, sí: como los manga.
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