Suelo explicarle a mis chavales que la fiesta de los locos, el carnaval, es un desorden controlado, el pitorrito de la olla exprés que da salida a la fogosidad de once meses de camisa de fuerza. O sea, la rasca necesaria a un picor impuesto. Todo parece que se descantilla, pero en realidad está medido y delineado, y como en la canción de Serrat al final vuelve cada uno a su esquina y el carruaje se transforma de nuevo calabaza. Menos este año, según parece. Suerte hemos tenido (¿hay que dar gracias al dios Momo, a la providencia?) de que el caos no haya ido a mayores con la baja policial en comandita y que estemos ustedes y yo aquí para contarlo. Porque sin queus dando el queo, cualquier carnaval puede pasar una desgracia y eso lo sabemos todos.
Uno no se mete a juzgar las causas de la extraña pandemia psico-laboral de nuestros agentes, ni se le ocurre tampoco acusar con el dedo el enorme atasco que se formó con los trenes, aunque comprende que, con la que está cayendo y la psicosis que tenemos todos encima, el personal prefiriera largarse de los vagones con los pies en polvorosa y no quedarse allí encerrado como sardinas en lata, por si las moscas. Más fuerte le parece que, posiblemente por la ausencia de policías que no fueran nacionales o insensatos disfrazados, los coches de algún foráneo camparan por sus respetos en plena bulla de ilegales por Sacramento y encima los conductores pusieran carita de no enterarse que a pico estaban de arrollar marcha atrás a todos los que se congregaban entre la Torre Tavira y la calle Londres. Alguna vez tendríamos que decidir cerrar la circulación en todo el casco antiguo los días fuertes de Carnaval, me parece.
Regular lo de la limpieza, sobre todo de papelillos y serpentinas en los aledaños de la avenida: quizá la nueva contrata ha pagado la novatá. Luego están los autobuses. Nueve me pasaron sin parar el domingo al mediodía (y vivo en el hotel Playa); ocho de ellos al menos con espacio para más gente a bordo, pero ya se sabe que la solidaridad con los demás posibles pasajeros es causa perdida. Peor lo vi a la vuelta, a las seis y pico de la tarde, camino de la cabalgata: parada de San Juan de Dios, una cola inmensa de gente y, ya esperando, no menos de siete u ocho autobuses vacíos. Pero la cola iba en cola, mismamente, pasito a paso: se llenaba un autobús, se pasaba al siguiente, y así hasta quince o veinte minutos de espera. Se ve que los encargados de controlar la situación no han hecho la mili en Cerro Muriano y no comprenden que era más rápido y más fácil dividir al mogollón de esperantes en grupitos de setenta y cargar en simultáneo para agilizar la maniobra. Una idea que cedo gratis para otros años.
No todo ha sido negativo. La cabalgata bien, como últimamente. Felicitar al amigo Migueles por el tino al medir las carrozas: los maromos pasaban a lo justito por debajo del alumbrado. Mal que le pese a algún corista, el nuevo recorrido por toda la ciudad histórica le da un nuevo atractivo a los carruseles, facilita escuchar a las agrupaciones, descongestiona focos donde antes costaba mucho acceder y hace que por fin Cádiz entero esté en fiestas y no sólo un grupito de calles concretas. Ya iremos aprendiendo a hacerlo mejor y a encontrar rinconcitos donde apostarnos. Eso sí, habría que señalar para los guiris de mejor manera los itinerarios, e instalar muchísimos más mingitorios portátiles, que lo que es yo no vi ni uno.
Como en Cádiz bastan dos años para que las cosas se vuelvan tradición inamovible, es de esperar que ese desparrame de bateas y tangos se quede así, porque hay que aceptar que en la plaza ya no cabemos tantos.
A la vista de que el año que viene nos toca un carnaval tempranísimo, donde ya hasta se barrunta una espantada general de agrupaciones punteras para lo del concurso, y antes de que estallen las polémicas, urge que tras el paréntesis de las elecciones municipales se plantee ya cómo se va a organizar la desorganización controlada de la fiesta. Para que no nos pase como a la tía Norica y el toro no nos meta el cuerno por el calendario.
(Publicado en La Voz de Cádiz el 27-02-07)
Comentarios (10)
Categorías: Carnaval en Cadiz