Con muchísimo retraso respecto a su publicación en nuestro país (me da pereza ir a mi librería y luego me da más pereza todavía ponerme a leer los tebeos), he leído esta noche, mientras esperaba a que los camellos se tomaran la copita de anís y los reyes descargaran sus regalos, dos sendas recopilaciones de comic-books marvelianos protagonizados por mujeres.
El primero, Shanna, de Frank Cho, el autor de Liberty Meadows, esa serie que gusta a tanta gente y que a mí, dibujos aparte, me deja más bien frío, pues me parece poco más que la tira típica de un periódico universitario. En los siete números que se recopilan en este bello libro, Cho tiene rienda suelta no sé si para reinventar el personaje de Shanna la Diablesa, una de las tarzanas marvelianas que imitaban a la original Sheena Queen of the Jungle que era la contrapartida femenina de Tarzán, sino para hacer lo que le da la gana y dibujar lo que más le gusta dibujar: o sea, dinosaurios y tías macizas. Esta nueva Shanna no está en continuidad con el universo Marvel; ni siquiera es la Shanna original, esposa de Ka-Zar y ecologista de pro, sino que nos encontramos con una historia burroughsiana con experimentos nazis y macizas clónicas de la cual la única superviviente es rebautizada Shanna por los muy masculinos y machistas miembros de la expedición a la isla perdida de turno. El chiste está en que le ponen ese nombre porque les recuerda a "un personaje de tebeo".
Cho dibuja estupendísimamente y tiene un sentido del ritmo apabullante. Se le va la pinza de vez en cuando y se dedica a eso, dibujar dinosaurios que se comen unos a otro y le ocupan muchas páginas de historia... suponiendo que tuviera historia que contar, que esa es otra. El gran handicap de este divertido tebeo es que no va a ninguna parte, no tiene más que una anécdota mínima que contar y cuando lo terminas (en cosa de diez minutos, y son siete comic-books originales) te quedas tal como estabas al principio. La historia no termina y lo que es peor, no parece que vaya a tener continuación.
El otro recopilatorio es "Mujer verde soltera...", de Hulka (o sea, en inglés, She-Hulk), una divertidísima y enormemente original revisitación al peculiar universo de la prima de Bruce Banner, obra de Dan Slott al guión y del argentino Juan Bobillo y Paul Pelletier al dibujo.
Hulka fue un personaje de relleno que nació para proteger un copyright: para que no hicieran el equivalente a una mujer biónica al hombre biónico de Lee Majors, pero en Hulk, Marvel se sacó de la manga este personaje algo tonto en sus inicios (no me digan ustedes que justificar un origen en base a una transfusión de sangre de La Masa no es para pedir que te devuelvan el dinero) y que, tras su paso por las filas de Los Vengadores primero, Los 4 Fantásticos después y, en especial, sus dos etapas de la mano de John Byrne, que decidió reconvertirla en el equivalente comiquero de romper la cuarta pared y convertirla en una serie cómica al estilo Luz de luna logró abrirse un hueco importante tanto en el universo Marvel como en el interés de los lectores.
Las historias que se recopilan en este primer álbum corresponden a la última encarnación del personaje y yo diría, y que Byrne me perdone, a la mejor. Dan Slott juega con los convencionalismos del comic-book y el viejo chiste de que los tebeos Marvel simplemente reproducen la realidad del universo en el que viven, rescata la personalidad pequeñita y pusilánime de la abogada Jennifer Walters y la contrasta de continuo con su alter ego verde, y nos la expulsa de la mansión de los Vengadores y la lanza a una etapa desopilante como abogada de un bufete dedicado a defender casos de superhombres. El resto es desternillante, una mirada entre burlona, crítica y de puro homenaje a los tebeos y el universo imposible de los tebeos: superhéroes como Spider-Man que por fin denuncian a JJ Jameson por difamación continua en su periódico; muertos que van a juicio para desenmascarar a su asesino; simios evolucionados que no pueden dejar de lanzar caca a quien pasa; honrados padres de familia convertidos por la fuerza en superhombres tras el inevitable accidente radiactivo; supervillanos reducidos de tamaño que planean su propia fuga de Alcatraz en plan cariño he encogido a los malosos....
Una serie divertida que parodia el mundo de la abogacía televisiva y lleva (como lo hicieran ese curioso universo de bolsillo que fue la serie X-tatix) las contradicciones y los hallazgos del universo Marvel un paso más allá, para darle en la cara a quien dice que ya está todo contado, demostrando que se puede tener visión de futuro y de presente a poco que tengas las ideas claras y manga ancha para desarrollar lo que quieres. Una aportación fresca e innovadora. Por una vez, he decidido ponerme las pilas y ya he pedido los otros trade-paperback en inglés, antes de que los saquen en español de aquí a no sé cuándo.
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