No sé si habrán visto ustedes esta obra maestra de la comedia cinematográfica, pero anoche, mientras la repasaba, viví un par de horitas de felicidad absoluta. Acaba de salir, por fin, a la venta en DVD en nuestro país, y me faltaron tarjetas y piernas para venir corriendo a casa a disfrutarla.
Una película de 1941 que resiste todavía con enorme frescura, ahí queda eso. Una película de tesis que desmonta las películas de tesis; una película gafapasta que se encarga de poner en su sitio a los gafapastas. O sea, la historia de un director de cine, lleno de éxito y mala conciencia, que harto de rodar comedias sin sustancia quiere hacer obras de arte con mensaje y decide echarse a los caminos disfrazado de vagabundo para conocer de primera mano la tristeza y la misera, causando desesperación en los jerifaltes del estudio y diversión garantizada de los espectadores. El resultado final es una reivindicación absoluta de la comedia, la defensa de que no existen artes menores y que la risa es la mejor terapia contra los espantos de la vida cotidiana.
Es curioso que Preston Sturges, guionista y director, casi parezca estar apuntando a lo que luego sería el cine neorrealista italiano. Rodada en el exquisito blanco y negro de la época, los diálogos son vivos y chispeantes, las actuaciones de sombrero: si grande es y está Joel McCrea, no menos grande están los secundarios que bordan sus pequeñas intervenciones; jamás estuvo más hermosa ni más frágil Verónica Lake, aquí identificada solamente como "The Girl", muy alejada de los papeles de mujer fatal que luego encarnaría en el cine negro. Hay un acercamiento casi chaplinesco al tema de los vagabundos, y por eso no extraña que una buena parte central de la película se resuelva sin diálogos: pura narrativa con imágenes.
Preston Sturges, no sé si lo saben ustedes, pese a las pocas películas que dirigió (apenas trece) está justamente considerado uno de los más grandes, y eso se nota en Los viajes de Sullivan, que marca una forma limpia, directa y sencilla de hacer comedia a la que muy pocos se han acercado siquiera. Fuera del mundo del cine, estoy seguro de que esta película, sus personajes, su misma estética, tuvo muchísima influencia en Will Eisner.
Visión obligatoria, oigan. Puesto de honor en cualquier dividiteca.
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