Más sueño que un saco de gatitos chicos, yo. Después de la maratón del fin de semana, ya se pueden imaginar ustedes. Uf. Qué agotamiento. Por si alguien creía que soy Dios, no, no lo soy: he comprobado en carnes que no puedo estar en dos sitios al mismo tiempo.
El viernes por la tarde, en Sevilla, mi fugaz paso por los VII Encuentros del Cómic que organizan los amigos de Veleta. Una charla con presentación en Power Point (que mola mucho) sobre el universo de Buffy, el salón de actos lleno y la gente entregada. Creo que nos faltó tiempo. Antes, dieron su charla los de Calico Electrónico. Y después de mí, Antonio Martín hizo otra presentación sobre los cómics de la Guerra Civil española.
Luego, la tradicional pulpada y el ratito de charla en el pub El perro andaluz. Allí charlé un rato con los amigos de Veleta, Fali, Charlie Butacan, Paco Cerrejón, al final acabé filosofando sobre cómics con Joan Navarro y, antes, tuve el placer de conocer a Tom DeFalco, con quien discutimos sobre tebeos y superhéroes y de quien hablaré en un próximo post, pues me dijo cosas interesantes.
Los encuentros de cómic siguieron el sábado y el domingo, pero yo tuve que poner proa a Dos Hermanas el sábado por la mañana temprano, porque se celebraba esa Hispacón de emergencia que ustedes saben y que al final ha resultado una Hispacón modélica.
Fue cambiar un ambiente de lectores de cómics por un ambiente de seguidores de historias de ciencia ficción y fantasía. Aunque puedan parecer similares, les aseguro que se diferencian muy mucho. Allí estaban esos amigos a los que uno sólo ve de Hispacón en Hispacón o de Asturcón en Asturcón, y esos otros amigos que se han ido sumando a esto de la afición compartida. Pasamos buenos ratitos y por la tarde presenté, con la ayuda de Juaki Revuelta (que se ha convertido en el hombre-para-todo de esta Hispacón, gracias, tío), Juglar. La gente se quedó muy pillada cuando les leí el capítulo del encuentro con la Santa Compaña que está colgado más abajo, sobre todo cuando hice la voz del muerto. Nada más que por verles las caritas de estupor, valió la pena el esfuerzo.
Ha sido, ya les digo, una Hispacón modélica, pese a la premura de la organización y el presupuesto inexistente, más que limitado. En contraste con otros años (y, sobre todo, en contraste con el año pasado) no hubo charletas de pasillos: había momentos en que las tres salas tres que teníamos en funcionamiento estaban a tope de gente participando y comentando. Algo inaudito que nos aclara que, aunque seamos pocos y nuestro techo esté en esos doscientos participantes de rigor, hay ganas de escuchar y de hablar y de profundizar en estas cosas que nos gustan, sin tener por qué recurrir al espectáculo.
Creo que los organizadores (a la cabeza la gente de Dos Hermanas y la Biblioteca) pueden sentirse satisfechos: Así que gracias, Alfonso, Juaki, Gabriela, Víctor, Ángel, Alfredo y demás sufridos organizadores por un trabajo bien hecho. Seguro que en otras bitácoras y otras listas de correo habrá quien hable más sobre este tema.
De momento, la noticia es que la próxima Hispacón podría celebrarse nada menos que en Sevilla, con la colaboración de la Fundación de las Tres Culturas. A ver si hay suerte y repetimos el gran éxito de este año.
Pues eso, que ha sido un fin de semana agotador, que ya hemos terminado y que por fin estamos todos en casa, unos gramos más gruesos, unos euros más pobres, unos libros más ricos. Les juro que esta mañana, cuando sonó el despertador, no sabía en qué hotel estaba, si era en Barcelona, o Valencia, o Sevilla, o Dos Hermanas, o si me había quedado dormido yo mismo durante una de mis charlas.
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Categorías: Ciencia ficcion y fantasia