Anoche llegué demasiado agotado (y con un despiste de dos pares por culpa del puñetero cambio de hora) para contarles a ustedes mi experiencia de tres días en Valencia (en Valencia del Cid, como me contaba todo el mundo que en realidad se llama la ciudad del Turia, las naranjas y los peinados de princesa Leia).
Pues eso, que han sido tres días intensísimos de promoción de Juglar, en Abacus, en Fnac, en media docena de radios, una tele local y mogollón de periódicos, pero lo mejor ha sido compartir ratitos de charla, cervezas, comida japonesa, tapitas y lo que se terciara con los muchos buenos amigos que uno tiene en Valencia, desde mi hermano Juanmi Aguilera a Jesús Yugo, Rafa Fonteriz, Juanjo Bernal, Juanvi Chuliá o Francisco Herregé.
Y, sobre todo, contactar y conocer en persona un poco más a Rubén Sousa, David Mateo y los chicos de Tierras de Acero, al afónico Señor Lobo, a la guapa Alicia y a todos los amigos y lectores que acudieron allí a verme los dos días, a obligarme a no repetirme en las presentaciones, a que les firmara libros, y les aclarara dudas y me hicieran sentir como en casa, como en casa estaba.
Me vuelvo con la sonrisita feliz de oreja a oreja y todo el cansancio del mundo sobre los hombros. Y me vuelvo con esa sensación de euforia que sentimos en las primeras Hispacones cuando nos contagiamos unos a otros esa cosa tan indispensable en esto de escribir: entusiasmo. Creo que no exagero si digo que la gente de Tierras de Acero, que todavía es joven y tiene muchísimas ganas de menear el cotarro de lo fantástico, me recuerda enormemente a los primeros años de BEM y el Grupo Interface, y ya saben ustedes que en aquellos tiempos de sequía fue gracias al entusiasmo de Ricard, de Pedro Jorge, de Joan Manel y José Luis y de toda la gente que se aglutinó a su alrededor que hoy tenemos un poquito más de lo que teníamos antes de ellos.
Lo dicho: que creo que el futuro le pertenece a Tierras de Acero, y que falta de ganas para que la presencia del fantástico en librerías y medios no les falta. Es bueno saber que detrás viene empujando gente nueva que hace que los que empezamos a sentir las piedras del camino avivemos el paso.
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Categorías: Ciencia ficcion y fantasia