Es que verán ustedes, esto es una fiesta. Así, como lo leen y lo imaginan. Una verbena, un circo (literalmente, éste año se cortó la cinta inaugural a lomos de un elefante y cuando vas a hacer un pipilote a los nuevos servicios te encuentras al tragasables haciendo sus abluciones matutinas), una romería sin imágenes sacras pero con muchas, muchísimas imágenes paganas de cartón piedra y aspecto popular.
Es que verán ustedes, aquí no se sacraliza el cachondeo, ni se pone la gente más pedante que en el momento que toca ser pedante, ni se tiene nadie que morder la lengua por decir lo que piensa o por decir lo que no piensa de verdad pero le apetece decir, por aquello de que vive en libertad y le apetece de pronto animar el cotarro y sacar de la molicie a quien le escucha.
Es que verán ustedes, esto se llama así y es como es, Semana Negra, o sea, la unión cuasi-perfecta de lo divino y de lo humano, del bocata calamares con el recital de poesía, del muerto de hambre que sólo come caliente una vez al mes vendiendo lo que puede y del excelso crítico que no se mira en el espejo porque ni el espejo tiene derecho a mirarlo a los ojos, no vaya a ser que se embale y le haga la competencia.
Es que verán ustedes, esto es lo que hay y es así y así está, saltimbanquis de las letras, calor humano, buhoneros, mercachifles, sensibilidades unidas por diez días de humedad y gente que te mira al pasar como si fueras un tío raro porque lees, o porque escribas, o porque pintas o porque haces cine o porque te sabes también parte de ellos aunque ellos no quieran ser parte de ti, que están en su derecho y allá cada cual que baje como quiera la escalerona y lea lo que le apetezca o no lea nada.
Es que verán ustedes, esto es cansancio y es alegría, y es promoción y es frustración (este año mucha, mucha frustración), es el placer del reencuentro y la añoranza del amigo caído, es ser consciente de las horas que te faltan para hacer todo lo que quisieras hacer en la vida, del tiempo que te sobra para no hacer lo que no te saldría motu propio (he aprendido a decirlo) si no tuvieras la mala costumbre de necesitar comer tres veces al día para seguir respirando.
Es que verán ustedes, esto es la casa fugaz, el campamento gitano de mucha gente durante diez días. Quien quiera venir a cantar al fuego, es bienvenido siempre. Quien quiera quedarse en casa, ayer creo que hubo un buen partido de fútbol.
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