Empezó el mundial, cachilimóchiles. No me gusta el fútbol, lo saben ustedes (lo malo es que, sí, potenciando personalidad, a mis niños sí que parece que les atrae). Coñazo de fin de semana que, bueno, puede uno soslayar tecleando aquí tonterías y repasando algún escrito propio, a ver si me lanzo y continúo con alguna cosita a la mitad.
Y una leche. El ordenador se me estrogorció el viernes, la séptima vez o así en racha en el último año y pico. ¿La solución? Esa misma, la que duele: sustituirlo por uno nuevo que tendré el martes si se cumple lo previsto.
¿La pega? Esa misma: la que incordia. Que cualquiera les quitaba el mando a distancia. O sea, que ya sé que ganó Alemania, e Inglaterra por los pelos, y México, y Polonia, y Holanda...
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