En todas partes cuecen habas, debe ser porque estamos en Cuaresma. Mucho nos quejamos, con razón, de lo mal que se publican aquí en nuestro país algunos tebeos clave de la historia del medio, tebeos los pobrecitos que no se merecen ese desprecio, ni esa simpleza editora, ni tan siquiera esa ignorancia por parte de la agencia madre que los representa (porque, sí, tendría que ser el syndicate quien proporcionara los materiales en condiciones óptimas de reproducción y no conceder los derechos y luego decirte a ti, como editor, que te busques la vida y los fotolitos donde sea).
A lo que iba: que lo de publicar de aquella manera no es privativo de España. Ayer mismo me llegó de los US de A mi envío mensual de tebeos de Mile High Comics, donde a falta de otra cosa (mea culpa, sí, lo sé) me venían nada más que dos tomitos de Essential: el primero de Moon Knight y el segundo de Peter Parker: Spectacular Spider-Man. Los tomitos Essential, por si no lo saben ustedes, son la versión de la Biblioteca Marvel nuestra pero a la americana. O sea, a lo bestia. Formato comic-book, tropecientas páginas, papel más malo que el del Elefante, blanco y negro para abaratar costes. Imagino que el referente serán los tomacos manga originales, aunque a mí me recuerdan más a la guía telefónica (bueno, cuando la guía telefónica era gruesa, porque el otro día nos llegó a casa la de este año y hay que ver cómo ha menguado y qué fuerte es la competencia de las otras empresas del ramo).
Sí, por si ustedes se lo están preguntando: en glorioso blanco y negro, y con tal cantidad de páginas, y con la cantidad de texto que tenían estos tebeos ya de origen... pues no, que no me los leo. Los almaceno donde puedo por los rincones de la casa. Para leerlos, y verlos en color (recoloreado), está la otra edición, la de los Masterworks, a pesar del diseño de portada. Pero miren ustedes, es barato, te permite tener aquellas cositas que no han sacado todavía en biblioteca minúscula aquí en España (o sí, quién sabe), y a veces da gusto poder ver el Conan de Barry Smith perfectamente editado (mucho mejor que aquella edición "definitiva" en blanco y negro y de lujo que se hizo por aquí hace unos lustros), o ver a Gene Colan y su Tomb of Drácula al menos a tamaño apreciable.
Almacenando estos tebeos, uno no puede sino preguntarse cómo demonios sobrevivieron algunos de estos títulos (las aventuras de la Antorcha, las del Ant-Man, las de Ghost Rider, las de Frankenstein, por ejemplo). Pero bueno, allí estuvieron, y en mi estantería andan ahora.
Pero lo que han hecho en estos dos libritos que me llegaron ayer, de verdad, hace que me replantee no comprar ninguno más y que les vayan dando. Moon Knight, el Caballero Luna, esa versión de Batman en negativo fotográfico para Marvel, donde Doug Moench, en un esfuerzo de imaginación, nos reveló que el referente del Hombre Murciélago era La Sombra, y allá que creó a un personaje que era Batman, La Sombra y todos los ayudantes de La Sombra todo en uno. Vale. Primero fue enemigo del Hombre Lobo, luego le robó las páginas a aquella serie de Hulk en formato adulto (Rampaging Hulk, en plena euforia inexplicable por la serie televisiva de Lou Ferrigno y Bill Bixby), y donde un todavía edulcorado Bill Sienkiewicz y un color más que impactante de Steve Oliff le dieron al personaje el suficiente carisma para que luego tuviera serie propia (muchas series propias, pero eso es ya otra historia).
¿Y? Y. Los Essential, siguiendo la política de las Bibliotecas Marvel, son completistas. Es decir, si usted está leyendo un Essential Vengadores y resulta que en un número perdido de Millie the Model salía la Avispa rompiéndose una uña en una viñeta, allá que aparece ese episodio en su Essential vengata. Con este tomo de Moon Knight empiezan con la primera aparición del personaje en un episodio de Werewolf, algun asomo en Marvel Spotlight y Spectacular Spider-Man y, antes de empezar con su serie propia, tachán, allá que publican los ocho o nueve episodios con colorido super guai.
Y lo publican, claro, en blanco y negro. Pero no en blanco y negro como ustedes y yo podemos entender que es en blanco y negro. O sea, escaneando la cosa o acudiendo directamente al original o a una muestra del trabajo antes del color. Qué va. Directamente del color, pero en blanco y negro. Mismamente como si hicieran una fotocopia de lo reproducido y ala, a ver qué se ve. Naturalmente, lo que se ve es un amasijo de grises sobre grises y negros sobre negros que recuerda poderosísimamente al chiste aquel de Mandingo y Kunta Kinte se encuentran en una habitación sin luz una noche de eclipse. Al menos un tercio del libraco sin que se vea absolutamente nada.
Algo parecido pasa con el tomo del Spectacular Spider-Man, esa serie algo de más que se sacaron de la manga para explotar al Hombre Araña. Con el baile de dibujantes se nota muchísimo que fue una serie de relleno muy relleno y durante demasiado tiempo. Pero algunos comic-books aislados (el número 53, dibujado según dicen por Mike Zeck, el anual 2, dibujado por Mooney y Esposito) tienen una calidad de reproducción que invitan a cagarse directamente en la puñetera madre que parió al editor. Avisados quedan.
Y, sí, tienen ustedes toda la razón. La culpa es mía por perder mi tiempo, mi dinero y mi espacio comprando estas cosas. Prometo no volver a hacerlo hasta que vuelva a hacerlo.
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