Todavía me dura la emoción. A mis años, oigan. Y con lo que tengo vistos, leídos, estudiados estos tebeos. Con la de ediciones que tengo por los rincones de la casa: en color malo, en color chillón, en blanco y negro, en color blancanievesco, en formato sábana. En español y en inglés, con traducciones buenas, malas, regulares y peores. Con rotulados chungos y hasta con bocadillos de diálogo.
Pero nunca, nunca, había visto los cómics de Prince Valiant como en esta edición portuguesa que, de la mano de Manuel Caldas y bajo el sello Livros de papel, supone por primera vez en la historia el acercamiento a la obra magna de Hal Foster con eso tan indispensable que se supone en toda obra de arte: el amor y el respeto.
Yo creía, ya les digo, que conocía los dibujos de Foster, que me sabía los rostros de Val, las arquitecturas, los bosques, los animales, las batallas. Ja. Qué equivocado estaba. Cómo nos han venido timando a todos, desde hace tiempo. Ha tenido que llegar un faneditor (¡fíjense ustedes!) y, buceando en donde no se dedica a bucear nadie (pues los fotolitos, ya saben, se venden de unos editores a otros y se van degradando degradando degradan...) buscar la reproducción perfecta del pincel fosteriano y todos los muchos matices que esconde cada viñeta: con una labor paciente de entrega, desde las pruebas proporcionadas por la King Features Syndicate y, cuando no existe ese material (todo 1937-1938, me cuenta Manuel), a través de un trabajo de veinte horas por página a partir de la reproducción en los periódicos, la eliminación del color y la restauración del negro.
Abrir estos tomos es una sorpresa. Como volver a ver Prince Valiant por primera vez... porque los veo, los podemos ver, por primera vez. Sin el aditamento del color, el trabajo puro y hermoso de Foster. Cualquier crítica que pudiera habérsele hecho al dibujante por lo que hemos visto reproducido de su trabajo, el supuesto encorsetamiento, su abigarramiento, cae ahora por su peso cuando vemos, reproducidas a buen tamaño, sus páginas. El dibujo es muchísimo más suelto de lo que creíamos, cada viñeta está resuelta de manera diferente a como recordábamos. Foster experimenta en cada página, busca soluciones gráficas con sus pinceladas, con la iluminación, con las poses y expresiones. Cualquier primer plano es un prodigio de la búsqueda de comunicar lo que el personaje está sintiendo en ese momento. Compara uno cualquier edición con esta edición, la definitiva, y se queda boquiabierto. Es, parafraseando a Jesús Yugo, redescubrir a Foster.
A buen tamaño, ya digo. Una edición meticulosa, cariñosa, preciosista, y a la vez asequible. Con una rotulación que imita la rotulación original. Respetando todas las cabeceras y sus dibujos (¿alguien sabía que la primera plancha ya tenía en la cabecera el dibujo de un caballero, verdad que no?). Y comentado al final, con jugosas notas que nos ponen en situación (y notas que no reparan en criticar cuando a Foster se le va la mano, cuando se lía o cuando trabuca la pierna de palo de Gundar Harl, por ejemplo). Nunca, insisto, se ha visto así el trabajo original, y al ver cómo es la línea se corrobora la sospecha de que en la actual edición española el colorista no sólo ha corregido los fondos con los colores infográficos, sino que ha redibujado las figuras.
Cada tomo incluye dos años completos. De momento, están publicados tres: 1937-1938; 1943-1944; 1945-1946. En imprenta está el de 1939-1940 (la saga de Andelkrag, para entendernos). La idea es publicar no menos de tres números por año. Por si tienen ustedes dudas, el portugués se entiende a la perfección. Cada tomo cuesta 25 euros (más cinco de gastos de envío) y sé que de los dos volúmenes de los años cuarenta quedan pocos en stock.
Yo que ustedes me ponía de inmediato en contacto con Manuel Caldas y me hacía con esta joya de la edición:
Manuel Caldas
Apartado 222
4490 Póvoa de Varzim
PORTUGAL
No se arrepentirán. A ver si nuestros editores profesionales aprenden cuál es la manera en que hay que tratar a los clásicos y, de entre los clásicos, a sus obras maestras. Les juro que ayer, cuando abrí el primer volumen, se me saltaron las lágrimas de puro síndrome de Stendhal. Qué gusto comprobar que Foster es aún mejor de lo que uno sostiene...
Comentarios (230)
Categorías: Principe Valiente