Lo recordarán en las hagiografías al uso, todos, por su papel en Duel de Steven Spielberg, y por el personaje que lo hizo carismático y popular por todo el globo, o sea, el de Sam McCloud, el policía vaquero metido a detective en Nueva York (un personaje, dicho sea de paso, directamente inspirado en el Coogan que interpretara Clint Eastwood en La jungla humana de Don Siegel).
Pero me permiten ustedes que uno tenga más memoria o sea más mayor que nadie y recuerde a Dennis Weaver por algún papelito sin nombre y sin créditos en El honor del capitán Lex, con Gary Cooper, o en la inmensa Sed de Mal de Orson Welles; como uno de los secundarios de La ley del revólver (sin bigote), y sobre todo como padre de Clint Howard (el hermano de Ron Howard) en aquella serie infantil, Mi oso y yo. No la recordarán ustedes, supongo, aunque en los USA tiene hasta puestas al día y la noche menos pensada están ustedes en el cine viendo una versión de dos horas. Los Everglades de Florida (creo), papá guardia forestal y mamá en sus labores y chiquillo americano de esos que lo mismo tenían como mascota un perro collie que un caballo negro o un delfín, sólo que en este caso tenía un oso, "el gentil Oso Ben". Con aquellos doblajes neutros que conseguían hacer que por lo menos los dibujos animados fuesen encantadores (escuchen ustedes a Mister Jynks en versión original o sin el acento de gato gitano y comprobarán que no tiene ni la mitad de gracia), la voz en off de quien doblaba al chaval decía aquello de "Dennis Weaver como mi papá", y desde entonces nos aprendimos el nombre de aquel forestal que siempre llegaba en el último minuto, apatrullando los pantanos con una barca de quilla plana y ventilador detrás que corría que se las pelaba.
Luego, sí, hizo de McCloud, una de las series de detectives que hasta tuvieron su visión cachonda en la canción de Pepe Da Rosa: o sea, un personaje que alternaba con McMillan y esposa (luego McMillan solo), con Colombo y Banacek. Creo que, de las cuatro series, es la que mejor ha aguantado el paso del tiempo, y hay que reconocerle que nunca recurrió a la fórmula cansina de Colombo y Banacek, donde todos los episodios eran enormemente repetitivos, la misma historia con la cara del malo de cada semana cambiada por una vieja gloria de Hollywood. No sé si sería exagerado, pero aparte de la influencia del entonces joven Clint en aquella serie había un claro trasunto de J.J. Jameson en aquel teniente antipático que siempre le hacía al vaquero la vida imposible, encarnado por otro de esos secundarios de lujo que tienen la suerte de encontrar los americanos: J.D. Cannon.
Luego Dennis Weaver ha hecho otras cosas que nosotros no hemos llegado a ver, o a las que no les hemos hecho demasiado caso: un remake para la tele de Solo ante el peligro, varias resurrecciones de McCloud, y hasta de Buffalo Bill Cody. He leído por ahí ayer mismo que llevaba adelante un par de organizaciones para alimentar a los sin hogar, misión que le honra.
Se ha muerto mucho más viejito de lo que parecía, alcanzado por un camión hijodeputa en forma de cáncer. So long, vaquero.
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