No sé qué conmemoran exactamente los catalanes en la Diada, ni los vascos en el Aberri Eguna. Tengo algo más claro por qué el 14 de julio es el 14 de julio para los franceses, y el 4 del mismo mes para los americanos.
No entro ni salgo en nacionalidades, regiones, naciones, países o comunidades de vecinos, pero ya puestos, y pensando (y escribiéndolo) en andalú y con eso de que tampoco queremos quedarnos atrás y que nos tomen por tontitos (que se nos chupen el pulgar o algo así, que se decían Montescos y Capuletos en lo de Shakespeare), anda que con la de miles de años de historia que tenemos a cuestas fuimos a escoger una fecha para celebrar que volvemos a ser lo que fuimos tras siglos de guerra después de dar alma de hombre a los hombres bla bla bla: algo tan prosaico y contemporáneo como el día en que se aprobó un estatuto en referéndum. Piensen ustedes que lo mismo dentro de un añito tenemos otro estatuto nuevo y la duda que a uno lo asalta es si entonces, también, habrá que cambiar el día de la raza, perdón, el día de la patria andaluza.
Claro que la alternativa tampoco es que fuera para tirar cohetes: la manifestación famosa del 4 de diciembre, fecha potenciada por partidos que nunca alcanzaron ni alcanzarán el poder en la comunidad y que fue convenientemente abducida por esa otra fecha del mes de febrero, o sea, hoy mismo.
Es lo malo de dejar la historia a los políticos. Claro que, con la que está cayendo al otro lado del estrecho, cualquiera dice que lo mismo el día de la toma de Granada tendría más pedigrí. O el del nacimiento de Averroes. O de Juan Ramón Jiménez o de Antonio Machado.
En fin, que feliz día de Andalucía, y no olviden lo hermoso y universal de su himno: por sí, por España y la humanidad.
Comentarios (20)
Categorías: Reflexiones