Al paso que voy, un día de estos voy a tener que pedirle un par de carretillas al ayuntamiento de Salamanca. Acabo de darme cuenta de por qué me duele la espalda. Baldao me quedo cada vez que, ingenuo de mí, me paso por la oficina de correos a recoger un paquete enviado de ultramar... y no llevo coche.
Ya les he hablado por alguna parte de mi modestita colección de memorabilia de Star Wars, donde lo que más destaca son los libros. Pues bien, hay unas cuantas nuevas adiciones a la pila, y de las de jaca grande, no sé si me entienden ustedes, a saber:
* The cinema of George Lucas, de Marcus Hearn. Un libro bello, blanco, apaisado, con introducción de Ron Howard y repaso a la vida y obra de tito George, con multitud de fotos desconocidas (la publicidad de la solapa dicen que quinientas).
* Star Wars: The Ultimate Visual Guide, de Ryder Windham, quizá el menos interesante y más friki de los libros que me han llegado (también era el más barato). Como su propio nombre indica, es un recorrido por la historia de la galaxia y sus dimes y diretes y sus gadjets y personajes, donde por lo que veo se intentan asimilar las versiones cinematográficas, novelísticas y comiqueras.
* Star Wars Chronicles: The Prequels, de Stephen J. Sansweet y Pablo Hidalgo. Un libro precioso, carísimo, enorme (no me cabe en ninguna estantería, cielos), con un hermoso estuche troquelado con la máscara de Vader (y que recubre la portada, donde vemos el rostro del niño Anakin) y que es una gozada visual de escenarios, personajes, naves, atrezzo y todo lo que se les pudo ocurrir hasta el próximo libro.
Aparte de la fijación starwarsiana, también recibí el mismo día y con alborozo (no, entonces no sabía lo que me iba a acabar doliendo la espalda), una joya de Jess Nevins: The Encyclopedia of Fantastic Victoriana, mil y pico páginas (sin ilustraciones, lástima) que listan y, sobre todo, analizan los personajes y obras de la literatura más popular del siglo antepasado, aunque contradiciendo el título (y por fortuna) no se centra solamente en lo fantástico sino que va más allá. Ideal para escribir steampunk, oigan. Nevins, que ya nos alucinó al recopilar los referentes, chistecillos y alusiones visuales de The League of Extraordinary Gentlemen, demuestra que no es un freak que se lo trague todo, sino que tiene sentido crítico y no le duelen prendas al poner en su sitio muchas obras hoy consideradas intocables. Es de esperar que a este libro sigan otros hermanos dedicados a presentarnos a los personajes de la literatura popular del siglo XX.
Ahora, a buscar un hueco libre donde guardar todo esto en cuanto lo lea. Veo que mi mujer empieza a mirarme con mala cara...
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