2005-12-26

690. ARTISTA

ARTISTA
Tuvo que soltárselo al chaval, y a bocajarro. Pero además era verdad. Le tocaban los cojones, mucho-mucho. Pasaba siempre. No había festival ni feria ni salón de la historieta (porque él siempre decía “la historieta”, no “el cómic”, ni “los cómics”, ni mucho menos “los tebeos”) sin que se le acercara uno de ellos, con sus páginas torpes que jamás serían impresas o sus páginas no menos torpes que ya alguien había impreso, desperdicio de tinta, de lápices y de árboles. Todos tenían los mismos trazos repetidos, ecos del eco del reflejo de un reflejo, copiones de maestros que desconocían y a los que, además, no serían capaces de acercarse nunca. Como el de ayer. Se le escapó la respuesta, posiblemente, pero fue incontrolable. El muchacho timorato, y un supuesto aprendiz de guionista que parecía creer que le estaba perdonando la vida a él, a él, nada menos. Y la muestra de las páginas de costumbre, hombres alados de proporciones torcidas, botas de caña donde no se distinguía el pie derecho del pie izquierdo, músculos inexistentes, máscaras que recordaban a tantas otras máscaras. Visto mil veces. Nada original en aquellos originales. Y por supuesto la pregunta de rigor, si tenía algún consejo que darle. Entonces él, saboreando el momento, mirándolo por encima de las gafas, le contestó con la respuesta que se le cruzó por la cabeza: “¿Quieres que te mienta o que te sea sincero?”. Y el chaval tragó saliva, y hasta hizo el amago de dar un paso atrás, pero se creyó valiente y decidió que no, que le dijera la verdad, que fuese sincero. Y ahí entonces pudo algo dentro de él, y le soltó la frase: “A ti no tengo ningún consejo que darte”.

El aprendiz de guionista se hinchó de orgullo, interpretando naturalmente que las páginas debían a sus consejos el brillo que malinterpretaban ambos. Y el dibujante suspiró, con sonrisa feliz. Fue entonces cuando él no pudo contenerse, y se explicó. “Yo puedo darle consejos a Brian Hitch, a Carlos Pacheco, a Arthur Adams o a Pascual Ferry. Pero a ti no, chaval. A ti no hay consejo que pueda servirte de algo”.

Los dejó allí a los dos, reflexionando, como si en el desprecio de sus palabras se ocultara toda una filosofía zen. Palurdos. Seguro que todavía no habían entendido lo que les había querido decir. Seguro que todavía interpretaban que les había hecho un halago. Así iba el mundo de la historieta. Si los aspirantes a artistas eran incapaces de advertir que tenían dos manos izquierdas, e incluso así tenían legiones de mocosos que los seguían, ¿qué iba a ser del medio, si no se distinguía a un autor completo de un simple emborronador de páginas?

Era un mundo cada vez más lejano, el de los grandes autores, el de los grandes títulos. Si pocos recién llegados lo recordaban ya a él, ¿quién recordaba ya a los maestros de los maestros? ¿Dónde estaba el culto debido a Caniff, a McCay, a Foster, a Raymond, a Segar? ¿Quién veía más allá de los deleznables títulos que se publicaban mes a mes, llenos de viñetas enormes donde apenas se contaba lo que antes ocupaban cuatro páginas? ¿Qué futuro le esperaba al medio si se olvidaba su pasado, si se reinventaba cada pocos años, alterándola, su historia?

En ocasiones le dolía el peso de su propia trayectoria. Le dolía también la espalda, después de tantos años encorvado ante el tablero. Y los dedos. Y las dioptrías se le disparaban. Dicen que Hal Foster quedó inválido porque sus caderas no pudieron soportar tantas décadas sentado día a día creando su obra magna. Quizá lo mismo le iba a pasar a él. Aunque en ocasiones, como hoy, cuando se enfrentaba a la ingenuidad de aquellos que creían tener por delante un futuro, como aquel chaval de las páginas deleznables, se le antojaba que él mismo no había tenido jamás un pasado. Más de treinta años dibujando historietas y, no, no podía sentirse satisfecho de su obra. Porque no tenía ninguna. Porque pese a sus sueños y sus ínfulas de artista jamás había podido expresar en un original lo que llevaba dentro, o lo que creía llevar, como aquel crío. Todo lo demás era simple fortuna, capacidad para el dibujo, no talento. Malos momentos eran estos para hacer exámenes de conciencia.

Llegó a casa y repasó sus dibujos, sus libros de historietas, todo aquello donde se había volcado durante tres décadas. ¿Eso era todo? ¿Aquí podía cifrarse su evolución, su estilo, su maestría, su pasado? ¿Cuántos chavales habrían dejado las pestañas en estas páginas, intentando vanamente parecérsele? ¿Cuántos habían conseguido acercarse siquiera a su trazo? Quizá él había hecho lo mismo, cuando era joven, cuando intentaba aprender de sus maestros.

Hoy, sin embargo, su propia obra no le satisfacía. Quizá, comparado con todos aquellos grandes nombres, su trabajo era igual de ineficaz que las páginas que le había mostrado aquel muchacho.

Recuperó los viejos títulos amarillentos de los estantes más transitados, cubriéndose las manos y la camisa de lepismas y polvo. Hojeó los viejos títulos de su infancia, los grandes dibujos que se marcaron a fuego en su corazón. Y fue pasando página a página, enternecido, dolido, apesadumbrado. Porque todas las viñetas, y quizás por su culpa, todas, estaban ya en blanco.


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Comentarios

1
De: RM Fecha: 2005-12-26 09:45

La anécdota de partida es real.
Este relato se publicó hace unos meses y lo ilustró Fritz.



2
De: sam Fecha: 2005-12-26 11:03

pues vaya.

desde luego el autor (que no sé si es el de la foto, no lo conozco y no llego a leer el cartelito) se quedó bien pancho.
Podía estar todo lo cansao/quemao que quisiese, pero en los salones estos se va para tener trato con el público, preferentemente trato agradable. Esto es como las cenas de empresa, si no vas a estar a gusto te vas antes, o no vas directamente

Y la pregunta del millón de dolores: entonces es mejor que el tebeo malviva a base de autores incapaces o que "arda, y desaparezca para siempre" (kurgan dixit)?



3
De: RM Fecha: 2005-12-26 11:14

no, no fue el señor de la foto (que tampoco sé quién es). Pero no se puede decir quién lo dijo.


Ni a quién.



4
De: Doc Fecha: 2005-12-26 11:16

El tipo se ha equivocado de profesión o ya es muy viejo y está haciendo balance de su vida, probablemente las dos cosas. A lo que parece, le ha salido muy pobre.

En cualquier caso ¿el protagonista de la anécdota real no sería Alan Davis El autor más cojonudo y la persona más capulla del mundillo con permiso de Neil Adams?



5
De: RM Fecha: 2005-12-26 11:18

No entremos en adivinarlo, plis.



6
De: Doc Fecha: 2005-12-26 11:25

Jo! Pues dan ganas hasta de hacer una porra. Es una crueldad, es bien sabido que la mayoría de los aficionados somos unos marujos de cuidado.



7
De: Felipe Fecha: 2005-12-26 11:58

Yo siempre he dicho que de los artistas (del medio que sea) uno se debe quedar con lo que hacen, no con lo que dicen



8
De: John Space Fecha: 2005-12-26 16:38

Aquel aprendiz de dibujante se llamaba Rob Liefeld? :P



9
De: John Space Fecha: 2005-12-26 16:40

Podía estar todo lo cansao/quemao que quisiese, pero en los salones estos se va para tener trato con el público, preferentemente trato agradable.""

Hombre,no le iba a decir que era un genio sólo para ser educado.



10
De: Fran Fecha: 2005-12-26 19:12

Pues yo creo que a la industria española le iría mejor si hubiese más críticas demoledoras, y no tanto "pero qué bueno eres". Como en cualquier trabajo, vaya.



11
De: sam Fecha: 2005-12-27 11:00

no, no, por supuesto, tampoco se trata de mentir para quedar bien, pero aunque sea malo de cojones (bad of the balls) la idea es recomendar qué aspectos hay que trabajar, qué referentes seguir y tal. Y si ves que no, que sólo sabe dibujar a Lobezno apretando dientes con los ojos en blanco, pues intenta escaquearte y salir airoso, pq si no nos encontramos con otro caso como el de Fernan-Gomez.
y como dice Fran, la mejora pasa por un proceso de selección. Pero supongo que también debería saberse qué se está buscando. Como en cualquier trabajo



12
De: Iván. Fecha: 2005-12-27 11:27

Pues creo que una crítica demoledora de ese calibre, si es merecida, no está d emás. Ahorra futuras desilusiones para él si, com es previsible, no tiene futuro, o para el público si resulta ser un Rob que le pone tetas al capi.

Si Ronaldo le suelta "mejor estudia, chaval" a un chaval de 14 años que quiere dedicarse al futbol profesionalmente y es más malo que pegarle a un padre, no me parece mal, qué quieres que te diga.

Pero ojo, a lo mejor también yo soy demasiado cruel.



13
De: Felipe Fecha: 2005-12-27 12:37

Iván, siempre que la crítica venga de un profesional, vale la pena tenerla en cuenta.
Ahora bien, si viene de uno q sabe menos que tú...



14
De: WWfan! Fecha: 2005-12-27 13:38

>>>Pues yo creo que a la industria española le iría mejor si hubiese más críticas demoledoras, y no tanto "pero qué bueno eres". Como en cualquier trabajo, vaya.

Por experiencia digo qu een España no hay ni críticas demoledoras, ni críticas de "pero qué bueno eres".

La gente se lleva la carpeta y las editoriales, todas, sin excepción, ningunean a todos los autores que no lo hayan conocido previamente.

Da igual que haya un genio en la provincia de Cuenca. Siempre tendrá más posibilidades el que viva cerca de donde está la editorial.



15
De: rorschach Fecha: 2005-12-27 16:29

Dice la foto que ese señor es Bob Hall.
El Bob Hall de aquellos maravillosos Vengadores Costa Oeste.



16
De: CarlosP. Fecha: 2005-12-27 17:58

Bob Hall es, en "Hefestos".



17
De: jackcorner Fecha: 2005-12-27 17:58

todo esto me ha recordado a GATACCA... alguno la ha visto?



18
De: ________________ Fecha: 2005-12-27 21:02

Entrevista con Miguelanxo Prado, hoy en un periódico gallego:

http://www.elcorreogallego.es/index.php?option=com_content&task=view&id=37719

"- ¿Os debuxantes españois teñen que saír fóra para publicar e cobrar un diñeiro necesario para vivir?

- Non exactamente. Hai autores como Ibáñez, Jan e outros que colaboran en El Jueves, que están ben remunerados. Por fortuna esta actividade non está colexiada, nin regulada académicamente. Calquera pode “ser” autor de historietas. Poder vivir diso ou non, é outra cuestión, e en moitas ocasións coñecín situacións incomprensibles de xente con talento que non chega a facerse un espazo. Pero isto ocorre en Galicia, en España e nos Estados Unidos. Lembro a cantidade de debuxantes colaboradores en Men in Black, con idades entre os 20 e os 40 anos, que pasaban polo meu despacho nos Ánxeles para amosarme as súas carpetas e pedirme consello para tentar de publicar en Europa, pois non conseguían facelo alá."



19
De: WWfan! Fecha: 2005-12-28 01:15

Esta palabra me hace gracia...

"coñecín".

Cojonuda.



20
De: Doc Fecha: 2005-12-28 02:20

Es que el gallego es un idioma muy "salao"