Ayer fue un día de emociones inesperadas e intensas. Además del reencuentro con todos esos fantasmas primaverales que les decía más abajo, un ratito antes, tuve el honor (y no me malinterpreten, porque va en serio) de ser entrevistado por Onda Cero para un programa de madrugada que se emitió, creo, anoche mismo.
Y fue un honor porque no se trataba de una entrevista a mí, sino a Charles Chaplin, y el juego era ese, que me preguntaban como si yo fuera Charlie y contestaba como, creo, habría respondido él. Una sensación extraña, ya digo, muy intensa, que comenzó con preguntas desde la navidad de 1977, la fecha de su muerte, hasta muy atrás, hasta la infancia en Londres y el trabajo en Hollywood y las grandes películas y los reconocimientos y los premios y el exilio. Luego, al final, se reveló mi personalidad y hablamos un ratito de mi último libro, Elemental, querido Chaplin.
Todo un honor imaginarme a mí mismo, si quiera por un instante, con bigote pintado y pantalones grandes y chaquetita estrecha, poniéndome al mundo, exactamente, por el bombín que Charlie llevaba por sombrero.
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